1. En el trabajo


    Fecha: 04/10/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hace ya unos años, trabajaba en una empresa que ocupaba tres pisos de un edificio de antiquísima y sólida construcción. Planta baja como salón de ventas, primer piso un depósito y la administración y un segundo piso con otro depósito más grande. Mi labor específica se centraba en el último de los depósitos nombrados, es decir el último piso. Con el tiempo, la gran y lujosa escalera que adornaba el centro del salón, fue reemplazada por una más moderna, que bordeaba el edificio y daba mayor amplitud al salón de ventas.
    
    La nueva escalera era un estrecho pasillo, y los empleados de todas las plantas lo transitábamos varias veces al día. En una oportunidad mi ascensor coincidió con la subida de una de mis compañeras de administración. A pesar de tener 10 años mas que yo, su figura valía la pena: mediana estatura, linda cara, buenos pechos, adecuada cintura y torneadas piernas. La confianza era grande y los comentarios que cruzábamos (sin distinción de categorías o edades) eran de lo mas variado, que iba desde política, deportes, cine, sexo y demás. No recuerdo cual era el comentario que estábamos teniendo, si que de repente nuestras caderas se chocaron y ahí me animé a tocarle los glúteos, me sonrió y al llegar al descanso de la escalera, me dio un beso.
    
    Llegué a mis labores y me estaba haciendo "la película " cuando sonó el teléfono y una voz femenina me dijo que era María Rosa, la compañera del roce en la escalera. Al preguntarme si quería un encuentro con ella, le ...
    ... respondí afirmativamente y me comentó sus proyectos. Al terminar el horario de trabajo, yo bajaría hasta el primer piso y disimulando me quedaría en el descanso hasta que bajaran todos los compañeros de mi sector, subiría nuevamente y esperaría en el vestuario. Ella saldría la última de administración y encararía hacia donde yo la aguardaba.
    
    Resultó tan facil la "operación encuentro", que parecía un cuento de hadas. Un fuerte beso selló la llegada y sin perder tiempo nos dedicamos a las mas calientes caricias. En primera instancia sobre las ropas, luego desabrochando simultáneamente pantalón, pollera, camisas. Ahí ya eran observables mi erección y la turgencia de sus pechos. Suaves manoseos sobre los atributos de ambos, y "voladura" de las ropas interiores.
    
    Aún de pié con los cuerpos en total desnudez, continuamos con la más deliciosa de la "franelas". Sus manos sobre mi enervada pija y las mías ocupadas en pasar por su culo, sus tetas y su ya mojada concha. La bese en el cuello y el beso se prolongó en suave mordisco. Se estremeció y me dijo que no aguantaba mas. Buscamos en el depósito y encontramos como suave colchón, una gran pila de trapos de piso. unas revolcadas sobre ellos, y mis dedos sobre la comisura de sus labios vaginales, hizo que sus jugos empezaran a aflorar. El olorcito a mujer me hizo llegar con la boca a sus chumino y mi lengua empezó un arriba-abajo que la obligó a tomar mi nabo y chuparlo con fruicción. Debí hacer grandes esfuerzos para no acabar ...
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