Una alegría bien grande - Relatos Eróticos

Una alegría bien grande

... mis piernas.
Sentir el cilindro caliente y pesado, bastante peludo, me hizo apoyar bien pegado el culo para sentir mejor.
Me sacó las tetas afuera y mientras me punzada con la pija, me besaba el cuello lo cual me enloquece
Me saqué la bombacha porque me estaba mojando todo y su pija sin ayuda se acomodó entre mis nalgas. Al pasar en ida-vuelta la pija húmeda por mi ano, me desesperé. Un suspiro profundo y mi absoluta entrega me delataron y empezó a punzar el culo con piquetes de pija rápidos sin meter 
- Me va a doler por ahí, le dije pero me deje picar el culo
- Te va a gustar, respondió y empujó suave y sostenido hasta que sentí  como me abría
Fue suave, yo estaba entregada y necesitando esa pija adentro, y creo que por eso tenía un suave dolor que podía aguantar.
Mientras me cojia, me tocó y me tuve que hacer un de las pajas más hermosas de mi vida. No sé cuánto tiempo me cojió así lento, pero acabé tres veces seguidas y me llevo a volar cuando sentí su leche adentro.
No la sacó, y me pidió que lo deje dormir con la pija adentro. Me molestaba un poco pero me dormí igual.
Desperté con los golpes de mi amiga diciendo que teníamos que despertar. Sacudí a mi primo, mientras sentía que me salía le leche del culo. Me limpie como pude,  me vesti y salí. Me siguió mi primo solo con su pantalón sin abrochar.
Mi amiga se sonrió y aunque no dijo nada creo que supo de la noche que había pasado.
Nos lavamos, desayunamos y nos fuimos rumbo a San Martín. La ruta estaba rota en un tramo y los movimientos del auto me hacían recordar que tenía el culo bien abierto.