1. Mi sensual vecina negra


    Fecha: 24/09/2018, Categorías: Sexo Interracial Sexo con Maduras Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... soltó un leve gemido…No hizo falta nada más. La tomé por la cintura y la levanté en vilo, sin que ella soltara el balde. La llevé en el aire hasta un pequeño cuarto en un rincón, donde se guardaban elementos de limpieza.Cerré la puerta y entonces le aferré ese redondo culo con mis dos manos. Ella me miró a los ojos y comenzó a acariciar mi bulto…La hice girar y apoyar sus manos contra la puerta. Le bajé la tanga hasta las rodillas y le hice abrir las piernas. Pude comprobar que, efectivamente, ese diminuto trozo de tela que cubría su labia depilada, se encontraba ya totalmente empapado…Maruja se puso en puntas de pie y yo le aferré las caderas. Entonces se la metí a fondo en una sola estocada brutal.La negra abrió la boca y dejó escapar un aullido de sorpresa. Me encantó la sensación de comprobar que tenía la concha bastante cerrada; pero estaba caliente y muy lubricada con sus flujos.Cerré los ojos y comencé a bombearla, cada vez con más ímpetu. Ella también estaba gozando como una perra y se mordía una mano para no gritar.De repente notó que yo estaba por acabar y entonces entre gemidos, me pidió que lo hiciera fuera de su dulce concha…Yo estaba casi al borde; cuando ella me ganó de mano y comenzó a aullar su primer orgasmo. Verla acabar fue demasiado para mi calentura ...
    ... contenida por tanto tiempo con respecto a esa hembra, así que tensé mi espalda y también acabé yo, pero sin sacársela.Ella misma me empujó por el pecho y se salió. Se arrodilló frente a mí y se metió mi pija todavía dura hasta el fondo de su garganta.Se dedicó a chupármela con desesperación, hasta lograr hacerme acabar por segunda vez; aunque ahora en su delicada boca.Le pedí que me diera unos minutos para recuperar mi potencia; porque tenía ganas de seguir cogiéndomela. Pero Maruja sonrió, diciendo que su marido estaba abajo y que subiría a buscarla si tardaba demasiado…Le comí sus sensuales labios en un beso de lengua bien profundo y bajé de la terraza antes que ella. Un rato después, cuando yo salía para ir al gimnasio, la encontré en el pasillo.Ella estaba esperando que su marido le abriera la puerta. Seguía con ambas manos ocupadas sosteniendo el balde y entonces aproveché para deslizar mi mano debajo de su minifalda.Comprobé que su raja todavía estaba empapada, pero ahora con el agregado de mi propia leche. La negra pegó un salto con mi manotazo y sonrió. Pero en ese momento se abrió la puerta y ese tremendo negro fiero se asomó, mirándome con cara de pocos amigos.Mientras entraba detrás de él, Maruja me guiñó un ojo.Era cuestión de tener paciencia para esperar otra oportunidad… 
«123»