1. Mi maquina de sexo y yo


    Fecha: 30/04/2023, Categorías: Masturbación Tus Relatos Autor: Renato, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... se mezclaba con mis jadeos. Mis piernas arriba se balanceaban con cada ataque. Mi verga se ponía dura, se ponía blanda, y así. Cerré los ojos y me imaginé algún macho bien dotado poseyendo mi pobre ano. Esta vez aceleré el mando a la máxima velocidad y la máquina respondió generosamente. Mi culo expuesto, mis piernas bien separadas, mi verga balanceándose …. El sonido de la máquina, de la entrada a la gruta, de mis jadeos …. Pasé no sé cuántos minutos en esa posición. Con mis piernas cansadas, no tuve más remedio que acomodar todo y ponerme en cuatro. Allí volví a encularme y la máquina no se quedó atrás. Al fín, estaba tan excitado que arrojé una gran lechada y me quedé un rato jadeando exhausto, con la pija goteando leche, y el dildo entrando y saliendo. Me pasé a la cama y me quedé agotado dormido, después de apagar la máquina. Antes de la mañana me despertó el sonido de la máquina. Mi parte fantasiosa pensó que el artefacto buscaba su propio placer. Busqué el sillón del cuarto, acomodé la máquina, altura y ángulo, y me senté al frente. La máquina susurraba y el dildo temblaba como si quisieran entrar en acción, o al menos así lo pensé. Me senté frente a artefacto y abrí mis piernas provocativamente, colocándolas a lado y lado, con el ano bien expuesto. Tomé el control y al poco la verga hacía su entrada. Esta vez fue fácil, seguramente por la abundancia de crema. Primero en baja velocidad y solo la punta, hasta aumentar gradualmente la velocidad. Mi gruta se rendía al ...
    ... invasor sin resistencia. Al adelantar la máquina, toda la enorme pija entraba y salía, hasta las bolas que daban con mi trasero. Me ponía super caliente ver como esa enorme masa entraba y salía de mi agujero, y mi pija se ponía dura y de bamboleba con cada embate. Cerré los ojos y me recosté dejándome encular por un buen rato, hasta que mi pobre pija no pudo más y escupió una enorme lechada con cada embate del dildo. Me quedé extenuado un rato en el sillón, con el dildo aun atacando mi pobre ano. Por fin, lo dejé apagado y me fui a duchar. Esa misma noche mejor preparado volvía a disfrutar de mi nuevo juguete, en todas las posiciones posibles. En los días siguientes lo tuve conmigo en el baño, en la cocina, en el cuarto de ropas y por supuesto en mi cuarto de dormir, ya con mi cama y demás muebles. Este aparato resultó ser el mejor compañero sexual. Hace bien su trabajo, sin protestar. Nunca se cansa. Y en un largo período de aislamiento estaba ahí para culearme sin riesgos de infecciones. Desde esos días el artefacto, al cual apodé Macho, fue mi compañero al cual le tomé mucho afecto. ¿Efectos de la soledad? Podría ser. Peo al ver muchos videos de chicas y chicas TS jodidas por estos aparatos no pude menos que sentirme afortunado. El dildo y mi ano son ya viejos amigos que se encuentran cada día, y le ofrezco mi agujero en todas las posiciones posibles. Es una máquina muy versátil, y al poco aprendí a que me enculara estando de pie, como una nueva posición. La parte más ...