Un nuevo horizonte - Relatos Eróticos

Un nuevo horizonte

... absolutamente nueva para ella que la hizo temblar por completo. Casi al unísino, y probablemente motivado por los gemidos apagados de la mujer, Don Pedro derramó su leche en el interior de Lucía.

Se retiró de ella sin decir palabra, y entre satisfecho y avergonzado guardó su pene aún brilloso, acomodó sus ropas y buscó rapidamente la puerta para escapar del escenario. Sus primeros pasos pretendieron ser veloces pero no pasaron de vérselos con poca coordinación. Haberle practicado sexo a una mujer de esas características, definitivamente no lo enorgullecía.

Luego que el hombre se perdiera de su vista, Lucía se secó las lágrimas, apoyó la frente sobre el vidrio de la ventana, bajó la vista y con su mano derecha junto el semen de Pedro que chorreaba por sus piernas. En su mano izquierda aún tenía aferrada la carpetita de crochet que estaba tejiendo cuando llegó aquel hombre mientras que su bombacha rosa pálido de tanto uso, todavía permanecía enredada entre sus tobillos.

Con su limitada lucidez hizo un fugaz repaso a su vida, cuarenta y dos años durísimos, de penas, olvidos y una vida sexual inexistente. Alcanzó a comprender que su realidad había sido muy triste. Arrastró sus pies hasta la palangana, apoyó la carpetita en el piso, enjuagó sus manos y limpió como pudo sus partes íntimas. Observó su vulva como nunca lo había hecho antes, respiró profundo y una leve sonrisa alcanzó a dibujarse en sus labios. Algo extraño había sucedido, jamás había fantaseado con lo que pasó ni con sensaciones mucho menos intensas, pero lo cierto es que el futuro parecía comenzar a tomar algún otro color más interesante que el gris plomizo que mostraba aquella tarde de invierno.