1. El castigo


    Fecha: 10/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mucho que no te veía lelo" dije desafiante.
    
    "Anda a la cama yo te llevo el agua" dijo él, con una cara de risa que me dio más rabieta.
    
    Sentí que todos se despedían y los autos partían, esperé creyendo que la odiosa se había quedado, pero no estaba mi adorado parado en mi puerta con solo su camisa de pijama y un vaso de agua en la mano.
    
    Su pico exquisito, venía semi erecto, estiré mi mano para tocarlo y me dio una palmada.
    
    "Las niñas desobedientes no tienen premios, tómate esta pastilla y mañana hablaremos" Me la puso en la boca y me hizo tomar toda el agua se despidió con seco buenas noches y se fue. Me dormí, seguro me dio un relajante. Cuando desperté al día siguiente estaba ya vestido y con su pipa en la galería leyendo el diario.
    
    "Buenos días" dijo sin mirarme,- "si quieres desayuno en la cocina está todo, pero ya sabes eso"
    
    "¿Vas a tomar desayuno conmigo?" dije con voz de niña regalona.
    
    "Ya tomé" y siguió leyendo
    
    Fui a buscar un vaso de leche y unas galletas y volví a la galería, en silencio hacia como que miraba hacia el mar, pero estaba pendiente de su paquete que se veía en total normalidad.
    
    “Voy a salir, ¿qué vas a hacer tú?” me dijo de pronto
    
    “Tú sabes que vengo para estar contigo!”
    
    “Bueno si quieres venir, está bien, pero te advierto voy a buscar a Amelia para ir al puerto, en la tarde quizás esté en casa, ¿vas?” me dijo con una sonrisa malvada en su cara.
    
    “¿Me puedes esperar a que me vista? Quiero ir contigo!”
    
    “Vístete, voy ...
    ... por Ame y te paso a buscar” y se fue silbando el tango Percal
    
    Me duché apurada, me vestí con mis pantalones más ajustados, con una blusa que dejaba ver mis pezones duros y al poco me tocó la bocina salí corriendo y me tenía abierta la puerta de atrás, furiosa subí. Di un seco buen día a la intrusa, y me sumí en un silencio total, ellos reían, ella le tocaba el muslo casi acariciándolo, él le daba palmaditas en los de ella, ¡quería ahorcarla! Fue una mañana y un almuerzo de terror. Por fin termino el paseo y volvimos a casa los dos solos.
    
    Nos instalamos en la galería y yo me senté a sus pies y le dije:
    
    “¿Por qué me haces esto?, me has hecho llorar desde ayer, no has querido estar conmigo cuando sabes que muero por sentirte adentro!”
    
    “Mira” Yo alcé los ojos y tenía su pico erecto total,- “¿esto es lo que quieres penetrándote, haciéndote gemir, rompiéndote el culo?”
    
    “Sí, por favor, por favor, déjame mamarlo aunque sea!” me estaba levantando para poner en mi boca su rico pedazo de carne dura y venosa, y levantó una de sus rodillas impidiéndolo.
    
    “No mi puta nieta, este fin de semana no hay nada para usted, ¿no le gustó jugar con sus mensajes? Pues está castigada sin pico en sus hoyos calientes, te compré un consolador de gel de mi tamaño por si quieres masturbarte. Pico no hay!”
    
    Lloré, rogué, supliqué su perdón y nada, llegó la hora de acostarnos y me mandó a mi dormitorio, en la almohada estaba el consolador. Estaba tan caliente que me lo metí y empecé un mete ...