1. Una escort familiar


    Fecha: 03/09/2018, Categorías: Gays Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ¿Quién era el más sorprendido de los dos? No lo sé. Afortunadamente supe sobrellevar el impacto de verla ahí parada, frente a mí; tras abrir la puerta de esa habitación de hotel. En vez de asustarme y preguntarle algo como: “Y tú, ¿qué haces aquí?” o cerrarle la puerta instintivamente, le pedí que pasara.
    
    Ella tampoco se dejó llevar por el pánico ni la sorpresa y con gran coraje avanzó al interior.
    
    Llevaba un vestido azul muy entallado que, dado su estatura y complexión, la hacía ver muy delgada y deseable. Era el mismo que ya le había visto en su perfil de la página donde se promocionaba. Tal prenda delineaba muy bien su escueta cintura y sus pechos que a pesar de no ser demasiado turgentes se veían antojables. Además, acentuaba sus bonitas nalgas y marcadas caderas soberbiamente. Su maquillaje la hacían ver un tanto mayor de la edad que yo sabía que tenía. No hacía mucho había cumplido los dieciocho años.
    
    Nos quedamos mirando fijamente el uno al otro por un momento que pareció más largo de lo que en realidad fue. Era evidente que con aquella expresión amenazante en su mirada me quería decir algo como: “Si les dices algo a mis papás yo les cuento que fuiste tú quien me buscó para esto”. Así que, sin reprocharle nada y actuando como si no la conociera, procedí como convencionalmente haría con cualquier otra sexoservidora.
    
    —Allí está tu dinero —le dije señalándole los billetes que estaban sobre la mesita, debajo del cenicero.
    
    Ella dudó unos segundos no sabiendo ...
    ... cómo responder pero al ver tal cantidad de dinero (le estaba pagando por tres horas) lo tomó sin chistar.
    
    —Tres horas, ¿está bien? —le dije, en tono neutro.
    
    Se quedó un tanto pasmada al ver que iba en serio. Asintió y comenzó a desnudarse, aunque con cierto nerviosismo. Noté que su cara se veía desencajada. Tal vez había pensado que la estaba poniendo a prueba.
    
    El marcado silencio se hizo aún más palpable mientras ambos nos quitábamos la ropa dándonos la espalda, aunque sentados en la misma cama. Yo sabía que se dedicaba a esto por lo menos desde hace un año, pues desde ese tiempo la vi publicada en la página de escorts de donde tomé sus fotos y sus datos.
    
    Desde que vi sus fotos me entraron ganas de contratarla, se veía bien jovencita, delgada y muy antojable.
    
    La verdad siempre me ha gustado las chavitas y más siendo delgadas (pues dan la sensación de que las puedes partir en dos). Desde hacía años que no me podía dar ese gusto con una verdadera jovencita. Hace tiempo me pude coger a una cuya apariencia la hacía verse como de dieciséis, no obstante, era mayor de edad, o por lo menos eso indicaba la identificación que ella misma me mostró (no me gusta correr riesgos, así que siempre pido que me la muestren).
    
    Pero de eso ya tiene un buen (una chavita que parecía de instituto, bien menudita aunque con unas tetas bien lindas y una piel muy tersa). Su cuerpo delicado no soportaba todas las posiciones que, a mí, normalmente, me gusta realizar, y tampoco resistía ...
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