1. El inquilino...


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Masturbación Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... costumbre de espiar. Y al cabo de otro par de días más ya estaba de nuevo en la ventana del pasillo de su casa esperando que el inquilino de doña Engracia se duchara.Y el hombre no le decepcionó. En la hora prevista se entreabrió la ventana del baño de doña Engracia y Toño pudo espiar por segunda vez cómo ese hombre rudo se quitaba la ropa y después desaparecía del campo de visión y entonaba otra de Manolo Escobar mientras se duchaba.Toño cerraba los ojos y se imaginaba que era el agua que caía de la regadera sobre el pecho peludo , o sobre su vientre y nalgas…o sobre la verga. “¡Oh, sí, quién fuese el agua que resbala por su verga y huevos!”El hombre salió de la ducha y se puso otra vez en su campo de visión. Le vio secarse enérgico, como si se fuese arrancar la piel. Se destacaban las venas de sus manos y brazos mientras se frotaba. Toño miraba los suyos y no veía venas iguales por ningún lado.El momento culminante llegó cuando empezó a secarse sus partes. Meneo va, meneo viene a esa miembro gordo y largo, una polla igual que la que tenían los malos del cuadro de la iglesia (o eso creía él en su fantasía).Tan ensimismado se encontraba Toño con la visión que volvió a no darse cuenta de que el inquilino también le observaba mientras se tocaba. Y que en esta ocasión, lejos de llamarle la atención, se tocaba con descaro hasta que el grueso cipote se estiró en toda su dimensión y levantó hacia el techo su cabeza entre rosada y encarnada.El vivaracho Toño, sin poder remediarlo, ...
    ... se metió la mano en el pantalón y comenzó a jugar con su juguete favorito, el mismo sobre el que le advirtió monsén Camilo.Por un momento, el zagal fijó sus ojos en el rostro del hombre y encontró que éste también le estaba mirando.Al principio le asustó el contacto visual, pero Toño no era cobarde y le mantuvo la mirada.-¿Toño, qué estás haciendo?La voz de su madre le sobresaltó. El inquilino, que también la escuchó, cerró rápidamente la ventana del baño.Esa noche, el chaval se tuvo que cascar dos buenas pajas de tan excitado como se había quedado.¡Ay, el demonio del deseo, ya prendido en el corazón de Toñito! No sabía si darle gracias al cielo por haberle colocado a un hombre como aquél tan a tiro. Pero se decía que quizás no estaba bien agradecer a los santos que se hubiera topado con uno de esos torturadores como los del cuadro.Al final tanta controversia se decidía a favor de “los malos” y Toño terminaba por dar gracias al infierno por enviarle a uno de sus moradores para probar de lo que eran capaces.Con dominio de sus nervios, que no eran pocos, Toño esperó al día siguiente sentado en la escalera del caserón a que el inquilino volviese del trabajo. Hacia las siete de la tarde se oyeron pasos por la escalera. Toño venció la tentación de salir huyendo y se mantuvo sentado en uno de los escalones con la cartera del colegio a sus pies.A los treinta segundos tuvo frente a él al inquilino. Se miraron.-¿Qué haces, mocoso?Toño se encogió de hombros.-Me gusta Manolo Escobar –es ...
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