1. El inquilino...


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Masturbación Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... con toda urgencia al pueblo! Se ha muerto su padre.Toño no podía creer lo que la vecina le comunicaba.-Dile a tu madre que me disculpe por no advertirla, pero a mi edad una no recuerda ni lo que hahecho un minuto antes.Toño se reunió con la familia y dio la noticia.-¡Será bruja! –se quejó la madre- Me lo podía haber dicho y me hubiera ahorrado tanta parafernalia en la mesa.Toño vio cómo la presencia del inquilino se liquidaba con la inmediata retirada de su plato. Los hermanos atacaron sin piedad el arroz y hasta el padre parecía satisfecho de que no hubiera invitado alguno a comer.-No ha querido decírmelo porque no la invité a ella –proseguía la madre con su queja- ¡Si la conoceré bien!El pequeño de la casa se sintió repentinamente desganado. El arroz que su madre le sirvió en el plato le parecía el manjar menos apetitoso del mundo. Y la compañía de sus hermanos y padre, la menos deseable.-¿Qué te ocurre? –le dijo su madre.-¿A nadie le pone triste que se haya muerto una persona?-Hijo, estaríamos listos si nos pusiéramos tristes cada vez que se muere alguien.Los hermanos se echaron a reír con la frase de la madre. Sus risas sumieron a Toño en un pesar aún mayor.Por un mes entero estuvo “el chavalín” aguardando el regreso del inquilino de doña Engracia. Cada tarde se sentaba en las escaleras por si volvía.Pero Carmelo no apareció.Se armó de valor y llamó a la puerta de doña Engracia.Le abrió la mujer, que puso cara de ...
    ... disgusto al verle.-¿Qué quieres, niño?-Sabe algo de su inquilino.-¿Qué quieres que sepa? –dijo con desagrado.-¿Va a volver?-No, niño, no volverá. Se tendrá que hacer cargo de las tierras del padre, ya que es el mayor. Pero ¿a ti qué te interesa tanto de ese hombre?Por un momento Toño estuvo a punto de confesarse con su vecina, de hablarle del vacío que sentía desde que el inquilino había desaparecido de su vida de la noche a la mañana.-Me caía bien –dijo por fin.-Pues, hijo, cuánto lo siento. Aunque más lo siento por mí, que bien me venían las cien pesetas a la semana que me daba por la habitación.Toño comprendió que ya nunca más volvería a saber Carmelo, el inquilino de doña Engracia. Esa misma tarde se acercó a la iglesia parroquial y se sentó frente al cuadro del santo que sufría martirio a manos de los malvados paganos, encarnados en los dos atléticos torturadores. Alzó la vista y sus ojos se centraron en el rostro del que sujetaba el mazo.Como un vómito, rompió a llorar. Y repetía una y otra vez: vuelve, por favor.Pero las probabilidades de que las plegarias de un adolescente, que disfruta cuando es sodomizado por un adulto de casi treinta años, sean escuchadas en el reino de los cielos no son demasiadas, ni entonces ni ahora, para qué nos vamos a engañar.Así que Toño terminó por asumir que lo que él creyó para toda la eternidad, apenas había durado tres meses; y que el instituto y todas sus novedades, le esperaban… 
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