1. Negación - Capítulo 6


    Fecha: 22/08/2018, Categorías: Masturbación Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando simplemente pudo haberlos exigido en persona, era su derecho conocerlos y mi deber mostrárselos. Me sorprendió su gesto al enviar los suyos, me tranquilizaba saber que ambos estábamos limpios. No quería ganarme una enfermedad venérea, era lo último que necesitaba.
    
    La expectativa de tener sexo sin preservativos, me alteraba. Solo había instaurado cuatro reglas específicas para mis clientes: no agredir –excepto las nalgadas-, nada de fetichismos asociados a la orina o a las heces, no besar, y el infranqueable, siempre condón. Sólo una vez en el pasado un hombre había accedido a mi carne sin el látex. Éramos compañeros en la secundaria, mejores amigos, inseparables, hermanos. Y lo arruinamos al emborracharnos. Yo lo incité. Vivía reprimiendo mis impulsos, negándome a admitir lo que en el fondo de mi corazón sabía: me sentía emocional y sexualmente atraído por los hombres. Lo que inició como amistad terminó siendo una desilusión amorosa, me enamoré de la idea de los dos juntos para toda la vida. No era guapo, y sin embargo amaba todo su ser. Compartimos habitación durante una gira de estudios, habíamos estado bebiendo en nuestro dormitorio con otros miembros del curso. Cuando quedamos solos nos tendimos en el piso, sin decir nada. Fue todo muy inocente, yo lo besé, respondió el gesto y nos dejamos llevar. Fue mi primera vez, y al mismo tiempo, la última en la que me hicieron el amor.
    
    Cuando despertamos a la mañana siguiente, estábamos abrazados, seguíamos desnudos. ...
    ... Nos miramos, comprendimos lo que habíamos hecho, y nos separamos abruptamente. Nunca más nos miramos a la cara o nos dirigimos la palabra, lo que pasó esa noche quedó enterrado en el pasado. Lamenté perder su amistad profundamente. Pronto comenzó a salir con una chica, y yo continúe con mi vida.
    
    Tomé fotografías de mis exámenes y se las envíe. Pensé en escribirle un texto, pero no sabía qué decir. Les eché un último vistazo a las imágenes que recibí durante la noche, estaba pensando en la legitimidad de lo que veía, cuando me percaté que el médico tratante que solicitó las pruebas sanguíneas era nada más y nada menos que el Dr. Roberto Santibáñez. -¡Aquí vamos de nuevo!- pensé. Otro descubrimiento que me dejaba taciturno. -¿¡Qué estaba haciendo ahí!?- habíamos estado en el mismo edificio, las posibilidades de habernos encontrado habían sido de al menos, un noventa y nueve por ciento. -¿Otra de sus provocaciones o mera coincidencia?- decidí dejarlo pasar, para cuando terminara el día ya nada de eso importaría.
    
    Había decidido trotar bajo la lluvia cuando descubrí lo de Roberto, pero mi mente estaba saturada de pensamientos y ni la lluvia parecía poder llegar ahí para limpiar mi cerebro. Necesitaba hallar un equilibrio que me permitiera alcanzar la paz. Cuando me venció la fatiga, regresé a casa, igual de inquieto como cuando empezó el día. Debí quedarme en la cama.
    
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    La expectativa, era el alivio que sentiría cuando conociera la fecha, la hora y el momento en que ...
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