1. La abuelita guarra de mi amigo Juan Luis


    Fecha: 28/07/2017, Categorías: Infidelidad Autor: tanga_de_tarzan, Fuente: CuentoRelatos

    ... muñeco?, ¿que te parece? — evidenció Diana. La muy guarra permanecía en esa obscena e irreverente postura tan concupiscente e incitadora y se abría y masajeaba el coño para ponerme cachondo y lascivo.
    
    —¿gustarías de follarme este chochito, muñeco?, ¿te gusto? — proclamó Diana.
    
    Diana se levantó ante mi. Me desnudó lenta y lascivamente y entretanto me largaba unas guarradas muy libidinosas que aumentaban mis lujuriosas ganas por joder con esta buena señora.
    
    —¿cuanto hace que no estás así con una mujer? Veo que no tienes problemas en entrar en ambiente — confesó Diana.
    
    La muy guarra de Diana mamaba, lamía y chupeteaba mi ya enhiesta pero dura verga de joven macho en celo y yo la indicaba lo que me gustaba que me hiciera y la muy puta me hacía jadear, resoplar, rezongar y gemir de placer, pues me la comía como una auténtica ramera profesional.
    
    Nunca había deseado antes joder con una madura, pero a fe mía, bien que me trabajaba el rabo la abuelita tan libidinosa de mi amigo.
    
    Después de afanarse a modo y con ganas con mi rabo, agarró sus tetas para hacerme una lujuriosa y excitante cubana y la muy guarra actuaba como una verdadera fulana de burdel, pues me excitaba maravillosamente bien lo como me ajetreaba el rabo y que ganas ponía. Yo, mientras, la insultaba sexualmente y ella se ponía y volvía mas excitaba y se esforzaba por darme mas y mas placer con su cuerpo de fulana madura en celo.
    
    Posteriormente, dejó de comerme el rabo y la ordené que se tumbara bien ...
    ... abierta de patas y comencé a lamer, relamer y lengüetear su caliente y efervescente coñargón de zorra depravada. La muy fulana no paraba de proferir ayes, berridos, bufidos, gañidos y mil gemidos de placer, entretanto que me insultaba sexualmente y me ponía y volvía mas lúbrico y depravado y aumentaba extraordinariamente mi lascivo apetito sexual por continuar en esa postura tan libidinosa que me hacía sentir ser un prostituto para maduras y eso me ponía mas rijoso y libidinoso si cabe.
    
    Cuando ya lo tuvo muy espumeante y caliente le fui penetrando lentamente el coñargón y la abuelita de mi amigo profería berridos, bufidos y gemido sexuales cual ramera en celo.
    
    La abrí bien de patas, atrapando con mis fuertes manos sus talones de Aquiles y le daba mil acometidas y envites con mi duro rabo de joven macho en celo.
    
    Entretanto la daba mil acometidas y mas y mas empellones a su espumoso, e hirviente coño, la abuelita de Juanlu me insultaba sexualmente y ella me largaba una sucia retahíla de guarradas y procacidades y me ponía mas salaz y libidinoso, para a continuación cogerla una teta y morderla y lamerla con depravada fruición y goce carnal. La putona, mientras yo la agujereaba el coñote con mi carnal martillo pilón, agarraba sus tetas y largaba gemidos y mil jadeos y me soltaba mil procaces insultos sexuales y tenía la sensación de estar fornicando con una sucia ramera de la calle.
    
    La abuelita de Juanlu me estaba volviendo loco de placer, pues no imaginaba que esta ...