Anabella - Relatos Eróticos

Anabella

... solos.
Entramos a la casa y me pareció notar que le tocaba el culo a Eduardo, pero no dije nada
- Mostrale la casa a Guille, le dijo a Eduardo, mientras yo me cambio.
Una casa grande, con tres habitaciones, dos baños, cocina con mesa para comidas de pocas personas, y un comedor grande con mesa para dice personas, sillones, un proyector en el techo y una estufa hogar.
- ¡Es gigante está casa, más para ella sola! Le dije a mi primo
- La tía me contó que es parte de un club, o algo así y que una vez cada tanto vienen todos y se quedan uno o dos días y ahí se llena de gente
- ¿Que hacen? Pregunté
- No sé, pero me dijo que cuando pasemos de 21 años vamos a venir también. Dice que se divierten mucho
El olor a café, tostadas, me llamo la atención y fuimos a la cocina
- ¡Chicos! Gritó la tía al tiempo que entrabamos a la cocina
- No los había visto, disculpen que les grite y se reía divertida. Les preparé por si quieren algo. Almorzamos tarde, así que si quieren se sirven. Edu ya sabe, pero vos Guille si querés otra cosa te servís o pedís si no hay. Lo que quieras
No podía responder, me quedé mudo mirándola sin poder pestañar
Estaba descalza, con un short elastizado que le marcaba toda la cola y se le notaban los labios de su concha. Todo el vientre expuesto, y sus pechos apenas cubiertos por un pequeño trapo que dejaba ver hasta el borde de sus pezones. El pelo atado, y parecía muchísimos años menos... Era otra mujer y estaba buenísima
- Me cambié Guille. En casa ...

... cuando estoy cómoda me gusta andar así, o con menos ropa todavía ja ja ja ja ja ¿Te molesta?
- No, no, dije muy sorprendido notando que me calentaba verla así. Su concha era un imán a mi vista y ella me veía como estaba
Se acercó a mí y tomando la mano, la llevo a sus nalgas y me la frotó sobre el short, bajándola hasta su parte exibida dónde ya le tocaba la piel del culo
- ¿Ves? Es muy lindo este short, me hace sentir libre. ¿Te gusta?
- Si tía, es... No tuve palabra ya que de cerca su concha hasta dejaba un suave perfume que me había puesto la pija como una piedra
- Guille, mírame la cara ahora dijo sentandose a mi lado. Una vez que pasamos la puerta de entrada, acá somos libre de hacer y decir lo que quieras o te guste, siempre sin ofender.
Siguió explicándome y haciendo un esfuerzo por no tocar una teta que se le había quedado al aire, mostrando su pezón enorme y duro que me apuntaba directo a mi boca
- Tenés que jurar por lo que más quieras, que nunca jamás le vas a contar a nadie, menos a la familia, nada de lo que hagas o veas acá. A la familia esto le parece malo, y si se enteran ustedes no pueden volver y yo voy a tener problemas graves ¿Entendés?
- Si tía, entendí. No voy a hablar nunca nada con nadie, respondí
- Ahora decime Ana o Anabella, pero tía es afuera de casa, acá no
- Si tía, digo Ana
Se rió de buena ganas 
- Ya te vas a acostumbrar. Ana, me gusta si. 
Me agarró la mano de nuevo, la llevo a su teta y frotandola sobre el pezón me dice ¿Te gusta?
- ...