1. Primera vez a los 28 años


    Fecha: 24/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos

    ... fuera a duchar rápido, no podía pensar. Como un autómata me fui al baño.
    
    Cuando salí Pablo estaba recostado en la cabecera de la cama aun con su toalla en la cintura, me acerqué a él y lo besé. No podía dejar que él tomara la iniciativa siempre. Acaricié su torso húmedo. Su pecho. El llevó las manos a su toalla y de un movimiento la hizo a un lado quedando totalmente desnudo. Me quedé paralizado. A unos centímetros de mí estaba una verga semi dormida, sus testículos. Casi instintivamente tome ese pedazo de carne con una mano y comencé a hacer movimientos de masturbación. Pablo despizo su mano a mi cintura y me quitó la toalla. Ahí estábamos los dos ahora. Completamente desnudos.
    
    Yo no podía quitar mi mano de su verga que cada vez está más dura. Y si lo hacía era solo para tocar ese par de hermosos huevos que colgaban cadenciosamente. Pablo tomó con delicadeza mi rostro para dirigirlo a su entrepierna, no podía creer lo que estaba a punto de pasar. En ese breve instante que mi cara se posó en su entrepierna fue suficiente para imaginar la reacción de todas las mujeres a las que me había cogido. La cara de mis amigos incrédulos de que yo iba a tener una vergota en mi boca.
    
    Lo primero que hice fue irme directo a sus huevos. Los besé. Y cuando lo hice mi nariz quedo a la mitad de su tronco erecto. Que aroma. Por primera vez sentí el olor a verga. Era un olor no muy fuerte pero nada que ver a lo que huele una vagina. Solo pensé. Con razón les encanta mamarlo.
    
    Pablo ...
    ... me guiaba con sus manos. De repente sus movimientos eran como si me estuviera cogiendo por la boca, de vez en cuando no me dejaba respirar. Sentía ahogarme. Pero me encantaba. Nos acomodamos al centro de la cama y para mi sorpresa Pablo se giró. Y en instantes estábamos dándonos sexo oral mutuamente. No podía dar crédito. Un 69 entre dos hombres. Sinceramente no reparé en el placer recibido por esa boca que sabía lo que hacía. Mi mayor preocupación era satisfacer a mi hombre. Hacerle un buen trabajo. Fue la primera vez que sentí que él era mi hombre y yo su putita.
    
    Pablo se separó de mi impulsivamente y tomando mi cadera, entendí que quería ponerme en 4 puntos. No puse objeción. Había leído que dolía cuando te la meten. Pero no me importaba. Ahí estaba yo, en 4 puntos. Levantando el culo y apretando los dientes para sentir ese pedazo de carne. Tenía miedo pero era más mi necesidad de sentirme acariciado por ese hombre.
    
    Me acarició un poco el ano. No mucho. Era más su urgencia de metérmela que rápido se puso un condón y apuntó directo a mi cavidad anal. Sentía algo extraño en la entrada de mi culito sin estrenar. Pablo me tomó por la cadera con firmeza y poco a poco sentí como se me abría el culo. Me ardía, sentía caliente. No había placer. Solo dolor.
    
    Comencé a sentir el mete y saca. También había leído que después del dolor viene el placer, así que como hombre cumplidor no me resistí a las penetraciones pensando en que en cualquier momento el dolor cambiaría por ...