1. Un viaje para toda la vida


    Fecha: 24/07/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sensación de borrachera. Por eso fuimos al baño, con la idea de despejarnos con un buen duchazo.
    
    Ya he descrito este largo corredor de las duchas, cabinas cubiertas con una puerta de madera que no llega a tocar el suelo. Llegamos en silencio porque desde varios metros antes de la puerta pudimos escuchar el sonido del agua ( lo que nos sorprendió, oque supuestamente todos estaban en la discoteca). Al entrar al corredor, notamos que sólo una de las duchas estaba siendo utilizada y reconocimos por los pies que afloraban al compañero que estaba adentro, ese color negro de su piel era único, y tenía un cuerpo muy atlético; las chicas siempre nos habíamos preguntado si sería cierto ese mito de los negros y sus penes enormes; no queríamos desaprovechar esta oportunidad para develar el misterio.
    
    Nos acercamos en silencio, y me tocó a mi el honor de espiar primero por la gruesa rendija de la puerta, que permitía una visión panorámica. Puede verlo muy bien, de costado recibiendo el agua sobre su cuerpo negro y fibroso, más musculoso de lo que yo esperaba, de costado se apreciaban sus brazos poderosos, su culo paradito y su enorme falo colgando, estaba flácido, pero aun así era hermoso, con una cabeza tremenda y redondita, que brillaba bajo el agua. Pronto mi amiga (la malograda) me empujó para ganarse alguito también, se relamió con descaro mientras el negro se volteaba bajo el chorro de agua.
    
    Una fuerte carcajada interrumpió nuestra labor de espionaje, la voz de nuestro ...
    ... compañero retumbó en todo el baño ¡mira nada más, tan seriecitas que parecían!, ¿ganándose?, ¡K, sal de allí que tienes aquí unas putas esperándote!. Mientras el muchacho (medio ebrio) decía todo esto, sus diez compañeros nos rodearon, impidiendo que vayamos a escapar. Estabamos realmente turbadas, y más aun cuando K abrió la puerta de su ducha y salió tal cual estaba; pese a la vergüenza que sentíamos, todas nos deleitamos con ese cuerpazo, sin ningún disimulo.
    
    Nos acusaron de arrechas, de putas, de fisgonas; decidieron hacernos un favor y tirarnos entre todos allí mismo. Por supuesto que protestamos, pero ya no nos tenían ningún respeto y dada la inferioridad numérica y el estado etílico en que ellos se encontraban (también nosotras) no tenía sentido defenderse. El negro exigió que nos mostráramos desnudas, ya que el había sido observado sin su permiso; como no queríamos hacerlo, el mismo nos arrancó las batas una a una, dejándonos tal como el estaba, pura piel, puro deseo.
    
    Yo fui la afortunada a la que él decidió cachar, me besó lo senos, chupando y mordiendo sin piedad mis enormes pezones colorados. Pude ver que mis amigas también eran atendidas, tres machos para cada una, primero besándolas y manoseándolas a placer y luego buscando la mejor posición para empalarlas entre todos. Estaba recontra mojada y le pedí a K que me penetrara de una buena vez, este no se hizo de rogar y me puso a cuatro patas (a todos los hombres les gusta esa posición o es que mi cuerpo es más ...