Tres mujeres - Relatos Eróticos

Tres mujeres

Hace muchos años tuve una relación con Susana, vecina que en realidad me encaró a mí. Me fue a buscar al trabajo vestida muy provocativa y me enseño hasta lo que no imaginaba en algunos encuentros de hotel. Ella era mayor que yo, yo de unos 18 años. Y era mi edad lo que la seducía, ya que al tiempo me dejó por otro pibe más chico como a ella le gustaba.
Traté un par de veces de volver, pero ella siempre sonriendo me hizo entender que había pasado mi tiempo.
Susana tenía una hija casi de mi edad, y por conocerla cuando nos veíamos charlamos.
Alicia, su hija, morena de ojos claros, alta y delgada, con muy buenas formas y también muy simpática.
Así fue que en una oportunidad fuimos a tomar algo, y la invité a cenar a casa.
Todos los genes de la mamá, me dijo
-¿Vos querés que me maten a mi? Yendo a cenar con alguien que vive solo y es vecino
Se rió mucho y aceptó.
Preparé algo liviano, y jugando en la cocina empezamos a rozarnos y tocarnos descaradamente, hasta que ya casi desnudos por los juegos, la tomé de la cintura y le apoye mi verga dura en su vagina, mientras le besaba una teta alternando entre ambas.
Así de parados fue el primer polvo, pero fue muy evidente que quería más. Se agachó ni bien acabamos, y me dió una mamada que puso mi pija muy dura de nuevo.
Fuimos a la pieza y cojimos por largo rato, usamos varias poses y en una cuando la tenía en pose perrito al borde de la cama, mientras desde atrás parado la cojia, moje mi dedo gordo y le empecé a tocar el ...

... culo.
Note que se calentó, y acabó fuerte. Tuvo algunos espasmos pero no se sacó la pija de adentro, así que la seguí cojiendo pero ahora ya le había metido todo el dedo en el culo y la iba abriendo más.
-Despacito haceme el culo, mira que duele
Sin esperar y con la pija dura bien mojada le apunte y fui metiendo lento hasta que entró más de la mitad 
Espere que ella se sienta a gusto, y cuando se empeI a mover le empecé a cojer el culo 
No aguante mucho porque estaba volando y ella apretaba mi pija muy lindo, así que sin darme cuenta se lo termine de meter hasta el fondo, y casi inmediato enepce a acabar.
Sentía que me salía la leche más espesa y chorros fuertes en su culo.
Mientras yo le acababa con la pija latiendo en su culo, ella se había pajaedo y acababa también. Sus gemidos eran como pequeños sollozos pero no paraba de mover el culo. Buscando que toda la pija estuviera dentro de su culo.
En algún momento caímos rendidos ambos sobre la cama. Luego de un banco reparador cenamos y reímos de que según dijo
-Comí muy bien. Te aviso, hoy no quiero postre y se reía muy divertida.
Seguimos por un tiempo, con regularidad, pero cuando se puso de novia, se terminó también.
Pasó el tiempo, me casé y me mudé del barrio perdiendo de vista a la mamá y la hija, sin olvidar el morbo y placer que me habían dado esas mujeres.
Unos años más y estando en un puesto callejero, me senté en un banco a tomar el café que había comprado.
Pensando en nada estaba cuando me sorprende una ...