1. El chico del tren


    Fecha: 02/07/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El chico del tren
    
    La noche cae abruptamente al ocultarse el sol tras las montañas. El expreso para en una estación cualquiera y reemprende su camino lentamente. El suave traqueteo del vagón invita a dar una cabezada para gastar la larga noche pendiente en el departamento solitario iluminado por una luz mortecina. En esas estoy cuando, de repente, se abre la puerta y un mochilero entra preguntando quedamente si puede sentarse. Me sorprende la pregunta pues, salvo él y yo, nadie más esta allí. Le contesto que estan libres y se sienta frente a mí. Me acomodo para seguir dormitando no sin antes echarle un vistazo. Tendrá unos 20 años, delgado y cabello castaño. Viste un pantalón vaquero corto y una camiseta de algodón ceñida.
    
    Un ruido suave, apenas perceptible, me despierta. Con los párpados entreabiertos observo al viajero. Abre la mochila y extrae algo de ropa. Me pongo en guardia y, finguiéndome dormido, continúo mirando. Se despoja de la camiseta dejando ver un torso musculado sin exageraciones. Sus pezones, quizá por la refrigeración, están prietos. Empiezo a ponerme nervioso. Cuando se despoja de los pantalones dejando ver sus calzoncillos con elefantitos, mi segunda cabeza (la que actúa) se despereza y, al bajarse su slip, no sólo la cabeza, sino todo el tronco se pone a levitar dentro de mi ropa. Sus nalgas redondeadas, hechas para amasarlas, ceden su lugar, cuando se vuelve a comprobar si lo estoy viendo, a un paquete del que pende una "cosa" larga y circuncisa. ...
    ... Mi agitación es evidente por más que sigo simulando un profundo sueño.
    
    Una mano se posa en mi hombro con horror mío. Abro del todo los ojos y un rostro sonriente me habla
    
    - Veo que andas cachondo. Me apetece hacerlo aquí.
    
    Casi sin terminar, me mete mano al paquete y sus labios presionan los míos. Abro ansioso la boca y su lengua explora cada rincón suavemente. Con una habilidad sorprendente libera mi cuerpo de trabas.
    
    - Que nos van a ver.- digo nervioso.
    
    - No te preocupes -contesta- El tren no para hasta dentro de una hora y el revisor ya me pidió el billete.
    
    Mi ariete está en plenitud y combativo. Se arrodilla. Pasa suavemente sus labios por la cabeza que brillaba excitada; luego desliza la lengua por el tronco recorriendo todos los rincones, deteniéndose en el borde de la piel, rastreando cada pliegue. Sus manos acarician mis muslos y mis testículos. Abre su boca y la engulle presionando con sus labios mientras la desliza hacia dentro y hacia fuera, a ritmo cadencioso. Yo ya estaba ardiendo y cada acometida de su garganta me hace resoplar. Su boca abandona mi falo y se centra en mi glande. Comienza a lamerlo con suaves y prolongados lenguetazos. Acaricia con la punta el frenillo y, súbitamente, retorna a la cabeza, se entretiene un rato y luego acude presta al frenillo. Cuando presiente el éxtasis, cierra su boca en torno a la carne jubilosa saboreando cada gota de semen. Estoy derrotado, deslabazado.
    
    Sin apenas darme tregua, se pone de pie exhibiendo su ...
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