1. Preñada en un basural


    Fecha: 28/07/2023, Categorías: No Consentido Autor: albertolobat, Fuente: CuentoRelatos

    Muy tarde, ya era de noche. No sé porqué se me ocurre quedarme hasta esa hora en la oficina, pero el deber me llama. Finalmente, termino con los ajustes contables y la contabilidad creativa necesaria, supongo que estamos listos para la dura auditoría que nos toca mañana.
    
    Recojo pues mi abrigo, me llevo algunos papeles para la reunión de mañana y salgo a la calle. Voy caminando hacia mi casa, como hubiese hecho cualquier otro día con la diferencia de que todo luce sumamente más siniestro a las once de la noche.
    
    En eso, por el rabillo del ojo siento como si me estuvieran siguiendo. En efecto, detrás de mí hay dos sombras que ya hace algún tiempo que los tengo a la zaga. Trato de apurar el paso, con una inquietud, pero ellos también hacen lo mismo. En un momento decido acelerar decididamente el paso y largarme a correr, pero entre el miedo y el desconcierto doblo en la esquina que no debía, encontrándome de repente en un callejón sin salida. ¡Vaya mala pata!
    
    Me tiro sobre la pared del callejón, entre bolsas de basura, mientras los dos sujetos, que parecen bastante fornidos, se van acercando. El corazón me empieza a latir con mayor intensidad por el miedo de lo que podría pasar.
    
    —¡Vaya! Pues fíjate al pececillo que tan tontamente cayó en la red —dijo uno de los facinerosos.
    
    —Bueno, chavala, ya sabés cómo es el procedimiento. Tira tu cartera y todo lo que tengas —completó el otro.
    
    La situación ciertamente era desesperante, pues tenía en mi poder no solo mi ...
    ... efectivo y los plásticos, sino además estos informes que iba a necesitar mañana. ¿Por qué no los dejé en la oficina?
    
    —Este… miren, les dejo mi cartera pero primero déjenme sacar unos papeles de trabajo que necesito para… —trato de balbucear.
    
    —¡De eso nada! O nos das todo o no cuentas el cuento —dijo el primero de ellos, pelando de su bolsillo una amenazadora navaja.
    
    Resignada, tiro mi cartera a sus pies, sabiendo que probablemente esto podría llegar a costarme el curro pero al menos seguiría con vida e íntegra. O eso esperaba…
    
    —Oye —dijo el segundo, más alto— está forrada, debe tener como 300 euros aquí.
    
    —¡Sí, quédense con todo el dinero, pero por favor denme de vuelta los papeles, que los necesito!
    
    —¡No estás en condición de solicitar nada acá! —Bramó el primero, que parecía el cabecilla— Todo este toma y daca me impacienta, dado que apenas estamos comenzando…
    
    El susto me nubló el razonamiento… ¿Qué quiere decir con eso de que “apenas estamos comenzando”?
    
    —¡Por favor, llévense todo y váyanse!
    
    —No maja, todo este bla bla no hace más que abrirme el apetito. Desvístete, y si eres lo suficientemente fea, te dejaremos ir.
    
    Me quedo con la boca abierta, sin saber qué decir. Definitivamente, esto pintaba muy mal. Se me acerca el segundo, también con navaja en mano, y de un saque me arrebata el abrigo y luego me arranca la blusa y el vestido, a puro navajazo. Alguna habilidad tenía, pues es lo suficientemente diestro como para no cortarme a mí.
    
    Antes de que ...
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