1. El Peregrino Negro


    Fecha: 27/07/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La verdad es que ser negro en la Europa blanca y dedicarse a las peregrinaciones es una tarea cuando menos un tanto ingrata, pues no siempre se ve bien que un negro ande vagando por los caminos de la búsqueda del santo grial. En una de mis diversas peregrinaciones alguien me habló de una peregrinación iniciática en busca del prepucio de Santo Cojonancio y el clítoris de Santa Frígida..., y allí me encamine para buscar esos santos lugares de peregrinación sexy-iniciática....en medio de los bosques denominados como Aquianos Batuecos.
    
    Me encaminé pues ante el reto que me esperaba en frío día de Enero, crucé gélidos paramos castellanos para luego virar al oeste e internarme durante semanas en húmedos bosques pasando por misérrimos pueblos donde a veces conseguía un mendrugo de pan un poco de sopa y de vez en cuando una caricia, y ya no se cuando un “dulce transporte” con alguna autóctona, pero eso quedaba tan lejos que apenas si puedo recordarlo.
    
    Como digo, llevaba días perdido por un inmenso bosque desde hacía semanas sin ver a nadie en medio de aquella niebla y con un permanente tañer de campanillas, aunque el mes de Abril ya estaba muy adelantado el frío, el cansancio de mi peregrinaje y cierta locura hicieron presa en mi cuerpo y mente y junto a un viejo castaño me deje ir muriendo poco a poco, cuando ya creí estar en manos de la flaca, sentí que alguien envolvía mi cuerpo en calientes mantas, cuando desperté creí estar en mi vieja Benguela, tierra de los gorilas, ...
    ... porque una inmensa figura se inclinaba sobre mí sintiendo que mis huevos eran tanteados, medidos y pesados como alguna vez habían hechos los monos Bonono que alguna vez me dieron cobijo y fuego matinal
    
    Conseguí abrir los ojos y encontré sobre mí la inmensa figura de un hombre de bobalicona sonrisa y que por medio de gestos y mimos me indicaba que me llevaría a otro lugar mejor, que no merecía la pena morir con tan buenas herramientas...
    
    Y así fue como me vi despertando en un viejo jergón en una apartada casucha , allá en los límites de la inmensa huerta; donde empecé a los pocos días a trabajar en la huerta de un Covento . A lo lejos veía de vez en cuando a las monjitas en sus diversos paseos monacales, que cada vez eran más cercanos y atrevidos en las distancias y en las miradas que nos echaban las dulces siervas del Señor, que a buen seguro que con sus incisivos ojos sopesaban nuestras más nobles disponibilidades.
    
    Por señas mi anfitrión, que era sordomudo, me fue indicando que pronto le relevaría de sus pesada carga, que ya se le hacía muy pesada y monótona, pues el gallinero lo tenía muy conocido y sopesado. Ya me veía yo como el gran hortelano del convento y mi futuro resuelto, evitando así el eterno peregrinar.
    
    De esta forma me vi trabajando en la huerta de sol a sol, mientras mi anfitrión de vez en cuando me dejaba solo ante tanta tarea, sin que yo supiera a donde iba en esos tiempos muertos que se tomaba; ya muy intrigado entre tanto perderse de las tareas, me ...
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