1. Mi viaje en tren


    Fecha: 25/06/2018, Categorías: Masturbación Autor: momento, Fuente: RelatosEróticos

    Como decía después de un agotador día de trabajo visitando clientes durante toda la mañana o al menos intentando hacer que fueran nuestros clientes conseguía un asiento.
    
    Yo trabajaba como comercial de un buffete de abogados y me pasaba las mañanas en la calle pateandome la ciudad buscando clientes.
    
    Al entrar a aquel tren me dí toda la prisa que pude para poder coger un asiento ya que la parada de tren estaba a rebosar, y ... si lo conseguí, conseguí aquel asiento y tras sentarme la gente se iba agolpando en el vagón, tanto que podía notar el roce de sus cuerpo por mis piernas, ya que el asiento que pude ocupar era uno de esos asientos abatibles de descansillo.
    
    El sudor corría por los cuerpos de los allí presentes y mi cuerpo no iba a ser menos. Notaba como las gotas de sudor bajaban por entre mis pechos para recorrer mi piel hasta aponsentarse en mi ombligo.
    
    Aquella calor y el olor a sudor me tenía un tanto mareada,... pero de pronto llegó a mi nariz un olor nuevo, un olor entre cautivador y sensual, un olor que me hacia sentir una excitación incontrolable. Alcé la cabeza para ver de donde procedía ese aroma tan cautivador y de pronto me encontré con esos ojos negros de mirada penetrante que se habían clavado en mi escote.
    
    Aquella mirada me excito de sobremanera, hasta tal punto que sentí un escalofrío que recorria mi cuerpo y se instalaba en mi coño dejandolo totalmente húmedo.
    
    Por más que lo intentaba no podía contener aquella excitación, sobre todo ...
    ... cuando mis ojos se fueron a detener en su paquete y me pareció adivinar un buen miembro debajo de aquellos tejanos.
    
    Mi mente empezó a hacerse peliculas ella solita de como debía utilizar aquel aparato ese hombre de mirada penetrante y sin poder evitarlo mi vista se iba una y otra vez a aquel bulto de su pantalon que de pronto empezó a crecer.
    
    Al ver como crecía aquello volví a mirar a aquel hombre, el cual me dedico una sonrisa y con mucha educación me dijo:
    
    -Perdone señorita la noto muy alterada, ¿ se encuentra bien?
    
    -Si-respondí yo- solamente es está calor tan sofocante, gracias.
    
    Y acto seguido aparté mi vista de aquel bulto, pero por más que intentaba que no fuera así, mi vista se dirigía una y otra vez hacia aquel pantalón.
    
    Cuando llegaba a mi estación me levanté del sillón rozando con la mano aquella polla y mi cuerpo se estremeció de nuevo de tan solo pensar como trabajaría aquel aparato mi coño húmedo.
    
    De pronto más pasajeros se levantaron de sus asientos y empezaron a agolparse en la puerta para salir en cuanto el tren parase, con lo cual note todo el cuerpo de aquel hombre pegarse a mi, con lo que pude notar aquel bulto en mi culo. Eso me excito de sobremanera, y note como mi coño se humedecía más y más.
    
    De pronto se abrieron las puertas del tren y todos bajamos de golpe casi a empujones.
    
    Yo me fui para casa corriendo, bueno lo más rápida posible, pues estaba tan excitada que necesitaba desahogarme con mi Sebastian.
    
    Llegué a casa y lo primero ...
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