1. Sandra, el culito que se me escapó


    Fecha: 21/05/2023, Categorías: Anal Autor: siemprefuiyo, Fuente: CuentoRelatos

    —Quiero que sigas por detrás.
    
    Recuerdo que eso fue exactamente lo que Sandra dijo hablándome con voz tenue directamente sobre mi pabellón auditivo. Yo no tuve nada claro si se refería a “desde atrás”, es decir, volteándola para ponerla de espaldas a mí, o se refería al agujero trasero. Supongo que debería haber preguntado para clarificar ese punto, pero a esas alturas poco importaba ya, sentía que no iba a durar mucho más y decidí ignorarla para seguir embistiendo rítmicamente en la postura del misionero.
    
    Efectivamente, unos 5 minutos después encarrilé el sprint final, incrementando el ritmo y la brusquedad de las penetraciones y menos de un minuto más tarde estaba eyaculando entre audibles gemidos. Mientras me quitaba el condón, lo soplaba para comprobar que seguía hermético y lo anudaba para desecharlo, vi de reojo que Sandra tenía una expresión mohína en la cara e imaginé que podría deberse al hecho de haber desoído su indicación, pero no dejó de sorprenderme que me preguntase con voz desencantada que por qué no le había entrado “por el otro lado”.
    
    —Pensaba que te habría excitado la idea. Añadió, ahora con un tono próximo a la pena.
    
    Yo respondí alguna estupidez para salir del paso porque no quería decir lo que realmente pensaba. De haberme expresado sin filtro creo que le habría dicho algo como:
    
    —Joder, zorra, pues claro que me excitó la idea, pero si realmente querías que te follase por el culo me lo has planteado jodidamente mal. Eso no lo puedes soltar a ...
    ... medio polvo como si tal cosa, como si meterla ahí fuera lo más fácil del mundo en vez de algo que requiere su preparación y su paciencia. Aún menos cuando estoy tan cachondo que, muy probablemente, me vaya a correr nada más comenzar a intentarlo, si no antes, seguro al sentir el roce intenso obvio de meterla en un sitio tan prieto. Si realmente querías eso, deberías haber empezado por comerme la polla, vaciarme las pelotas en tu boca o cara y, entonces y sólo entonces, hincar las rodillas en el borde de la cama, con la cara abajo y el culo en pompa, bien ofrecidito. Y mientras estas en esa postura, pedirme que, por favor, te folle por el culo. Así con esas palabras, para que no quepa lugar a dudas ni ambigüedades ¿o es que te da vergüenza decir abiertamente que deseabas ser sodomizada como una putita? Si lo hubieras hecho así, mientras yo me recuperaba, hubiera podido empezar a masajearte el agujero del orto, untarle gel y penetrártelo con los dedos, abriéndome paso hasta dejarlo preparadito y boqueante justo para el momento en que volvería a ponérseme dura. Esa es la manera en que hubiera sido posible que yo te empalase de seguido y aguantando el máximo tiempo posible hasta correrme de nuevo. Así que bueno, menos pucheritos y aprende para la siguiente, zorra.
    
    —Perdona, es que hacía tiempo que no nos veíamos y para la primera vez que nos lo montábamos quería hacerlo sin grandes alardes, sólo reconectar contigo. Algo parecido a eso fue lo que debí pronuncia en voz alta, en ...
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