1. Cuckold (1): Una experiencia humillante


    Fecha: 16/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    Eran casi las doce de la noche. No sé por qué habíamos elegido ese horario, justo cuando termina un día y comienza otro. Quizá lo hicimos como una analogía de lo que nos pasaba como pareja: terminábamos con una etapa para empezar otra. Lo que no sabíamos era si esta nueva etapa serviría para afianzar nuestro vínculo o simplemente terminaría por romper el delgado hilo que todavía nos mantenía unidos.
    
    Camila estuvo encerrada en el baño durante una hora, y luego otro tanto en el cuarto. Yo me había dado una ducha y en cinco minutos estaba listo. Me calcé una camisa nueva, bien planchada, y un pantalón chupín de gabardina gris. La esperé, y en cierto punto creo que era mejor que se quedara en el cuarto hasta el último momento. Esperar junto a ella podría ser una tortura.
    
    Se vino para la sala de estar cuando faltaban cinco minutos para los doce. Llevaba un vestido floreado bastante casual, que dejaba ver lo justo y necesario. Sus mayores atributos estaban en sus piernas, que con los años de perseverante running fueron cobrando una forma digna de una modelo. El vestido le llegaba bastante por encima de las rodillas y dejaba ver parte de esas deliciosas gambas que tanto admiraba; y el escote era bastante humilde, sólo dejaba al desnudo parte de su piel. Los pechos estaban completamente cubiertos. De todas formas no eran muy grandes: dos manzanitas con botoncitos parados. Su cabello ondulado estaba recogido.
    
    Me sonrió con nerviosismo, mostrando sus perfectos dientes ...
    ... blancos.
    
    —Ay estoy nerviosa. —dijo.
    
    Camila tiene una belleza que puede resultar imposible de resistir, ya que es una belleza sutil, que en principio pasa desapercibida. De hecho, quien la viera en otra situación, no tan producida como en ese momento, no repararía en ella. Sin embargo es la clase de chicas que siempre tiene varios pretendientes al acecho. Su actitud amable y relajada, y el hecho de no ser extremadamente sensual, generan en los hombres la confianza suficiente como para creer que sería fácil seducirla.
    
    Durante mucho tiempo luché contra mis celos, pero, con tal de salvar nuestro noviazgo, desde hace tiempo que me trago mi orgullo y mi desconfianza.
    
    —Estás preciosa —le dije, con voz temblorosa.
    
    En su mirada pude ver la complicidad que nos mantuvo juntos los últimos meses.
    
    Me abrazó. Yo sentí cómo mi corazón se encogía al sentir el calor de su cuerpo pegado al mío. Su cuello despedía un olor a perfume delicioso. La miré atentamente. Su nariz prominente era, quizá, su único defecto físico. Pero lo cierto es que combina bien con su rostro de labios gruesos y ojos marrones de mirada profunda. Besé su boca. Nuestras miradas no se despegaban.
    
    —Acordate de todo lo que hablamos. Si no…
    
    —No me lo repitas. —La interrumpí—. En serio, no hace falta.
    
    Y era cierto. Habíamos hablado de ello muchas veces, y de manera detallada. No valía la pena volver a lo mismo.
    
    Camila me sonrió. Creo que había algo de lástima en su mirada.
    
    Entonces sonó el ...
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