Continúan las aventuras con mi vecina
Fecha: 12/05/2023,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Giani7, Fuente: CuentoRelatos
Era la cuarta vez que venía a verme. Siempre llevaba el mismo guion, venía 3 o 4 días, los cuales pasábamos la mayor parte del tiempo juntos.
Le había dicho a su marido que estaba aprendiendo inglés, que venía a unos cursos, y que además le daban trabajo como limpiadora en eventos puntuales, de ahí la excusa de los viajes. Yo le escribía algunas cosas en una libreta, y le enseñaba cuatro tonterías para que pudiese parecer que aprendía algo.
Pero no era a aprender inglés a lo que venía...
Así que como siempre la fui a recoger y nos fuimos a mi piso. Yo tenía un dúplex al sur de Londres, en la zona de Fulham. La parte de arriba tenía mi cuarto, y ahí me había montado mi particular cuarto del bdsm.
De hecho lo empecé a utilizar con otras mujeres. Una cruz, un potro, una tarima de madera, jaula, cadenas y argollas. Todo montado para crear un oasis de placer en casa.
En los viajes a Mallorca había aprovechado para hacer un taller de shibari, así que dominaba el uso de las cuerdas. Ahora estaba aprendiendo a utilizar electricidad y aparatos más complejos, y ya empezaba a dominar otras técnicas.
Así que decidí que esta visita sería diferente, más Kinki, más extrema. No quería otros tres días de atarla, azotarla y follarla atada una y otra vez.
-Esta vez será distinto
-Si señor
-Quiero saber si estás preparada para afrontar castigos más duros
-Estoy preparada para lo que usted mande, mi amo
Automáticamente se me puso una erección. Solo pensar en ...
... torturarla...
Sin más dilación, fuimos a la parte de arriba una vez llegamos a casa. Le ordené que se desnudase y comencé a atarla.
Empecé por los codos, de ahí a las muñecas. Le hice un arnés con cuerda alrededor del pecho y de los hombros. Le resaltaba aún más las tetas. Termine con las rodillas y finalmente, le puse unas botas de tacón y le ate lo tobillos.
Escogí la mordaza más grande que tenía, de esas que sientes que la mandíbula se desencaja. Se la puse y me fui al baño dejándola ahí.
Comencé a llenar la bañera y me fui a buscarla.
Habíamos acordado que si algo no iba bien, la señal que me daría sería pestañear muy rápido y muy seguido.
La cogí en el aire y me la llevé al baño, la bañera estaba casi llena así que la metí en el agua. Ella me miraba con una mezcla de morbo y miedo.
- Vamos a jugar con el agua vale? Te voy a ir ahogando poco a poco.
-Mmmpfff
Empecé a sumergir la cabeza. Le quitaba el aire entre 10 y 15 segundos. Cada vez le costaba más y se revolvía antes. La mordaza no le ayudaba a coger aire.
Ella se ponía cada vez más nerviosa, pero esto no había hecho más que empezar. La bañera tenía dos argollas a los lados. Así que cogí una cuerda y se la puse en el cuello, a modo de soga. La até a una de las argollas, bien tensa.
Mi vecina se revolvía como queriendo soltarse, pero las cuerdas mojadas cada vez se apretaban más. La soga no la dejaba respirar, e intentaba destensar la cuerda acercándose a la argolla, pero las botas ...