1. El panadero nunca llamaba


    Fecha: 08/05/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... poder ilimitado.
    
    -Don Torcuato se había guardado mucho de contradecir a
    
    a
    
    quella
    
    dama
    
    y llevarle la contraria, sin atenderla en lo que
    
    necesit
    
    a
    
    s
    
    e
    
    . Don Torcuato era sencillamente un buen panadero de pueblo.
    
    La mujer del alcalde, por estas fechas tenía 44 años y una hija de 23. Sí una era bonita, la otra aún más.
    
    L
    
    a mamá además de bonita estaba rellenita y sabroso
    
    na,
    
    como aquellas pastas que hacía el panadero rellenas de confitura. La hija era como una figura de porcelana, pero su culo ya se asemejaba al de su progenitora. La chica si no tenía novio era porque sus padres querían para ella un hombre que en el pueblo no existía. Está ansiosa, esperaba
    
    ,
    
    pero cada vez sentía
    
    más
    
    el incontrola
    
    ble
    
    deseo de la hembra en espera del semental.
    
    L
    
    a madrugada que la mujer del alcalde le dijo que le llevas el pan caliente a casa, don Torcuato no las tenía todas consigo. Una cosa era llevar el pan aquellas enlutadas viudas y otra muy diferente era entrar en casa del alcalde para entregar el pan caliente a su mujer, a las 2 de la madrugada. Por lo que se sabía en la villa, el señor
    
    a
    
    lcalde había ido a la capital por cuestiones del cargo y que lo más probable era que tardarse envolver una semana como mínimo.
    
    Si
    
    intuía que en la capital los alcaldes que iban, tenían muchísimas cosas importantes que gestionar. Incluso a veces tenían que entrevistarse con algún ministro.
    
    A las 2 y sin que ...
    ... encontrarse nadie por la calle, el panadero, con un pan caliente bajo el brazo entro en la casa del alcalde. No tuvo que llamar porque la enorme puerta de madera no estaba cerrada con llave.
    
    Tras la puerta lo esperaba la mujer de este, que en susurros le dijo al oído, que su hija no estaba segura que estuviese dormida.
    
    Ella que ya no lleva bragas puestas le dijo ansiosa al panadero que a
    
    llí
    
    mismo en el suelo, se la follase. Tendiéndose en este, se arremangó la falda, dejando al alcance de aquel grueso pr
    
    í
    
    apo la entrada libre. Pero aquella polla no era cualquier cosa. Cuando esté se la metió no pudo e
    
    vitar
    
    un grito que podía ser de dolor como podía ser de placer.
    
    Sí la alcaldes
    
    a
    
    creyó que aquello sería un polvo rápido se equivocó. Tanto gusto le encontró aquella maza de mortero, dentro de ella, que cogiendo por el culo al bravo panadero no le dejo que se la sacase. Don Torcuato también hacía días que no se tiraba a una mujer como aquella, y perdiendo el norte la fue galopando entre gruñidos de placer. Después abrochándose los pantalones, impregnados de harina, se perdió en la noche.
    
    Solo dos días después, la mujer del alcalde volvió para decirle que a las 2 de la madrugada le llevas el pan caliente. Otra vez el solitario panadero se fue para la casa del alcalde con su pan recién hecho bajo el brazo. Una fina lluvia cubría el empedrado de la calle.
    
    Detrás de la puerta, la que lo esperaba era la hija del alcalde. Está también si
    
    n
    
    las ...