Gorda dominada - Relatos Eróticos

Gorda dominada

Veo cómo tus ojos recorren mi cuerpo sin cesar y se detienen en todas y cada una de mis curvas.

-¿Te gusta lo que ves?—pregunto con una pícara sonrisa.

No respondes, pero veo cómo tu mirada me debora mientras se te cae la baba.

-¿Sabes eso de que las gordas follamos mejor?

-Dicen que es porque estáis desesperadas y no tenéis oportunidades.

-Eso no es cierto; follamos mejor porque tenemos mucho donde agarrar.

Quiero demostrárselo, así que paso mis dedos por mi cuerpo y agarro con fuerza toda la grasa que tengo. La grasa de mi culo, de mis caderas, de mi pecho, de mi espalda. Tengo grasa en todas partes, una grasa que se puede agarrar y apretar con fuerza. Me pone mucho que me agarren, que aprisionen mi cuerpo entre sus dedos y presionen, que me dejen marcas, moratones, que me azoten, que algo de dolor haga que me prenda fuego.

Me besas por todo el cuerpo, recorres toda mi piel y me comes el coño; pero no me follas, y yo estoy muy cachonda.

-¿Por qué no follamos?—te pregunto.

-Ya estamos follando.

-No, quiero follar de verdad, quiero que me empotres, que me folles, que me des embestidas hasta ...

... que me quede sin aliento de tanto jadear, quiero que introduzcas tu pene dentro de mí una y otra vez sin parar.

-Veo que tienes ganas de que te folle.

-Muchísimas, no te imaginas cuantas, así que hazlo por favor.

-Lo haré cuando me lo ruegues.

-Te lo ruego, fóllame —te respondo.

-No, así no, pídemelo de verdad, mostrando lo mucho que lo necesitas.

Me pongo de rodillas en el suelo y empiezo a llorar mientras te suplico que me folles.

-Fóllame, fóllame por favor, fóllame. Lo necesito, necesito que me folles hasta reventar, hasta perder el conocimiento, necesito que me folles hasta que no pueda más, por favor, fóllame, destrózame el coño, por favor, por favor, por favor, fóllame.

-De acuerdo puta, te follaré.

Agarras mis lorzas, mis michelines, y hundes tu polla dentro de mí mientras gimo sin parar. Luego me haces darme la vuelta y ponerme a 4 patas, en esta posición agarras la grasa de mis caderas y de mi espalda, mientras me penetras una y otra y otra vez. Después nos ponemos de pie, me empujas contra la pared y me coges por el cuello, me ahogas mientras me penetras hasta que nos corremos juntos.