1. La revancha (02): Probando a las hembras


    Fecha: 22/03/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: kimbocat, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentir mi mano en tus nalgas, y a mí me gusta verte así, sumisa y excitada. Agarrándote de los pechos, te digo que Nuria tiene algo que decirnos. Te llevo hasta el comedor, allí te doblas en el suelo, para que pongamos nuestros pies sobre tu espalda, Nuria nos cuenta que este fin de semana, ella y Yoha han alquilado una casa de campo, donde terminaremos de planear el desafío de las dos mamás. Tú sin mirar, sonríes, mientras Nuria mueve uno de sus pies dentro de tu culo, y yo dejo que lengüetees uno de los míos. La semana se te hace eterna, seguimos con tu adiestramiento, día a día sigues mejorando, pero no sabes cómo estará Zuleia, quizás sigue siendo más fuerte y ágil que tú, quizás vuelva a dejarte en ridículo, quizás, quizás…
    
    Por fin llega el viernes, el coche ya está listo, te sientas en la parte de atrás, te atas el cinturón y no dejas de moverte, parlotear, reír y mirar, estás nerviosa, tensa, excitada, la calle se hace carretera y la carretera autopista, y tras algo más de una hora, salimos hacia carreteras estrechas y casi vacías que nos llevan hasta nuestro destino. Una vez allí, vemos a Yoha sonriendo, a su lado, de rodillas, atada a un poste, azotada y penetrada con su consolador, esta su madre. Zuleia esboza una media sonrisa al vernos. Te sacamos del coche y a 4 patas dejamos que te acerques a ella, Yoha acaricia tu lomo, y te deja ir con tu amiga y rival, os abrazáis, os besáis, queréis contaros mil historias, y sobre todo queréis hablar orgullosas de ...
    ... vuestras hijas y de esta revancha que os están regalando.
    
    Yoha nos enseña la casa, y también la sorpresa que tiene en el establo, cuatro de los sulkis que utilizamos hace 20 años están restaurados parecen nuevos, pero son inconfundibles, el de color negro que llevaba Zuleia, el rojo que llevaste tú, y también otros dos, uno azul y otro verde de otras de las potrillas. Te acercas al tuyo, las ruedas separadas, la banqueta donde me senté yo como jinete, las dos barras laterales de madera donde atamos tus muñecas, y soldado bajo el asiento un hierro que llega hasta donde estabas tú, y justo allí atornillada, una barra metálica vertical que no puedes dejar de acariciar, una barra que sirve para que la yegua sea penetrada hasta el fondo, y quede anclada al vehículo sin posibilidad de desengancharse… Zuleia también mira el suyo, recuerda el látigo, los gritos, el dolor en las piernos, el miedo a aquella otra potrilla a la que apenas conseguía sacar un par de metros de ventaja , hasta el último instante pensó que era una estrategia nuestra para avanzarla en la línea de meta, pero no, fue ella quien gano y tu quedaste segunda.
    
    Mientras charlamos, reímos y planeamos algo para hoy, Yoha tiene una idea, probar a las mamás, a ver si todavía resisten un paseo en sulkie, a Nuria la idea le parece excelente, nuestra hija te pone entre las dos barras de madera, te coges a ellas, te separa las patas mientras yo voy poniéndote los correajes, oímos a Zuleia como gruñe cuando la verga de hierro ...
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