1. Anna no deja escapar trenes


    Fecha: 18/03/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Pasaban 10 minutos de las dos de la tarde del primer día del año, miro a mi lado, Anna, mi pareja, seguía dormida. Comienzo a recordar la última noche e inmediatamente un cosquilleo y una sensación extraña, difícil de expresar, recorre mi cuerpo… había compartido a mi novia horas antes, con uno de nuestros amigos.
    
    Me ocupa un sentimiento cercano al desastre, pero lejos de ser algo negativo, lo sentía como nuevo, algo inexplorado… ¿qué hemos hecho? No dejaba de preguntarme una y otra vez la misma pregunta. Otras invadían mi mente, ¿y ahora qué…? ¿volverá a ser todo como antes…? ¿será una noche loca que ni recordaremos por temor al típico qué pensarán…?
    
    Escucho ruido en la planta de arriba, había amigos despiertos. Las voces se notaban resacosas, sin ganas de mucho jaleo… Llegaba el momento, de dejar de pensar que pasaría cuando todos despertaran y comenzar a actuar con normalidad después de lo que pasó con mi novia y Gerard.
    
    Poco a poco van bajando del primer piso, tirándose encima de nosotros, con la intención de despertarnos, típico hacen todos los amigos cuando a los pringados como nosotros nos ha tocado dormir en la cama hinchable en medio del comedor… aunque de hinchable ya tenía poco, rozábamos el suelo, apenas tenía aire, pero ni cuenta me había dado, dormí como hacía tiempo que no lo hacía.
    
    La mañana pasó sin mayor transcendencia. Siempre, desde hace años, hacemos el mismo plato para empezar con buen pie el año… unos deliciosos macarrones con chorizo… ...
    ... aunque siempre hay alguno que acaba comiéndoselos blancos, por culpa de la resaca y las pocas ganas de comer.
    
    Nos sentamos en la mesa. Nadie se había dado cuenta de nada, ni un comentario, ni una mirada de complicidad que delatara que alguno se haya enterado. Incluso Gerard o Anna, no se les veía fuera de lugar o incomodos, ¿sería puro teatro? ¿o no se acuerdan qué pasó anoche?
    
    Comimos, y al rato tocaba recoger la casa. Imaginad 10 personas, después de varias horas de juerga, la casa estaba hecha una ruina… todo por medio, ropa, vasos... Siendo tantos, no tardamos demasiado en dejarla decente… Casi al terminar, de golpe, nuestro amigo Gerard, sin que nadie estuviese atento a lo que me decía, soltó:
    
    - Menudo cierre de noche. -marcando una sonrisa de oreja a oreja, buscando una respuesta en mí.
    
    - Menuda… menuda… que locura tío. -Miré a sus ojos queriéndole expresar mi extraña alegría por lo que vivimos.
    
    Ahí acabó cualquier palabra dedicada a la noche anterior, no estábamos solos, éramos conscientes…
    
    Poco tardamos en marchar y dejar la casa... sabiendo que al día siguiente debía volver a trabajar, volver a la rutina… pero mi rutina estaba salpicada de un nuevo ingrediente, algo que le había dado chispa a lo ordinario.
    
    Anna y yo volvimos con otros dos amigos a Barcelona, íbamos en los asientos de atrás. Anna, lejos de verla descolocada, se le notaba segura, contenta… teníamos las manos cogidas, y su presión era mayor que la mía, sentía que me transmitía que estaba ...
«1234...7»