1. Carta del Cornudo a su Corneador


    Fecha: 18/03/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gente se diera cuanta de que mi mujer había desaparecido, pero no paraba de dar vueltas.
    
    Fue casi una hora más tarde cuando te vi entrar en el salón de bodas sonriendo y satisfecho y unos minutos más tarde, apareció ella nerviosa, apurada y buscándome para ver donde me encontraba.
    
    Cuando le pregunté donde se había metido, me puso la excusa de que se había vuelto a encontrar mal y había tenido que ir a los servicios hasta que se le pasara.
    
    Le miré a los ojos y le dije… curioso, los servicios están al contrario de donde tú vienes.
    
    Volvimos muy callados a casa, los dos sabíamos lo que había pasado.
    
    Cuando llegamos a nuestro dormitorio, la abracé, le dije que estaba muy sexi esa noche y que quería follarla. Me contestó que seguía sin encontrarse bien y que prefería que no lo hiciéramos, pero yo le insistí.
    
    La desnudé y sentí que ese día tenía algo especial que le hacía estar más guapa y deseable que nunca.
    
    Le besé el cuello, después su boca y noté un sabor diferente.
    
    Estaba furioso, sentía un deseo de abofetearla, pero a la vez notaba una erección como hacía años no tenía.
    
    La tumbé y empecé a besarla por todo el cuerpo y ...
    ... cuando iba a llegar a su sexo me paró, me pidió que no lo hiciera. Pero insistí, le dije que en ese momento era lo que más deseaba hacer.
    
    La primera sensación cuando me acerqué fue el fuerte olor a sexo, después ver su coño abierto e irritado; y cuando empecé a chupárselo noté que salía un líquido blanquecino que no podía ser otra cosa que tu lefa.
    
    Te la follaste sin condón y además te corriste dentro.
    
    Fue tal la excitación y la rabia contenida, que no pude aguantar más y quise follarla en ese momento, pero fue un grave error, estaba tan excitado que no aguanté ni medio minuto cuando me corrí.
    
    La volví a defraudar, me eché en la cama y le pedí perdón. Ella empezó a llorar y me dijo que quien debía pedirme perdón era ella a mí.
    
    Que no entendía por qué lo había hecho, pero que no pudo resistirse.
    
    Yo le dije que no se preocupara, que lo entendía y que sabía que iba a pasar y que precisamente le acababa de demostrar que no era un buen amante y que ella merecía a alguien mejor. Que estaba dispuesto a aceptarlo pero que la única condición que le ponía era que me tuviera informado.
    
    Empecé a masturbarla suavemente y le pedí que me lo contara… 
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