... me puedo acercar para bajarte la cremallera? -le dijo en tono burlón.
-Hijo que me voy a dormir, y esto acaba aquí.
-No ma No, lo siento -respondí rápido.
Me acerqué a ella por detrás, le agarré de la cintura, quería que estuviera a gusto y de paso ponerla un poco a tono. Empecé a besar su cuello, sin todavía haber soltado su vestido, le di mordisquitos, por el cuello, y no paraba de besarla mientras le bajaba la cremallera del vestido.
Cayó al suelo y apareció, ese precioso cuerpo, con esas bragas transparentes. Me restregué un poco contra su culo. No decía nada se dejaba hacer. Solté su sujetador, y le di la vuelta, le besé en los labios, intenté meterle la lengua, pero no tuve respuesta, insistí, pero nada. Me separé y entonces le pregunté.
-Ma, nunca has dado un beso con lengua?
-No, hijo yo solo picos, y besos de tornillos de los de la bodas… -dijo
Reí.
-Ma, te voy a enseñar. Tienen que jugar tu lengua con la mía, hacer círculos, juntarse... y sobre todo disfrutar del beso -le dije.
Volví a insistir, esta vez metió su lengua y casi me produce una arcada.
-No tanto Ma -le dije- más despacio y no la metas tan adentro. -Me hacía caso, y mejoraba, parecía una quinceañera, dando su primer beso.
Enseguida le cogió el truco, y no paraba, me tuve que separar yo.
-Empezamos ya? -le propuse
-Cuando tú quieres mi vida. Estoy más que lista
Le bajé, sus preciosas bragas, entonces ella fue a quitarse las medias y el liguero. La paré en ...
... seco.
-No Ma, déjatelo te sienta muy bien.
-Como tú quieras -acertó a decir.
Separé un poco el butacón para que se acomodara en él, y hacer caso a sus reglas. Por nada del mundo quería que se acabaría aquel juego.
Se sentó en él.
-Y ahora? -preguntó.
-Sabes dónde tienes el clítoris? -le pregunté.
-Si hijo algo de anatomía sé -respondió como dolorida por esa pregunta.
-Pues acariciarlo con suavidad.
Ver a mi madre desnuda en esa butaca, con esas medidas abierta de piernas, con su precioso coño asomando, era lo mejor que me había pasado en mucho tiempo…
Comenzó a tocarlo, pero sus movimientos, eran bruscos demasiado rápidos, creo que no era capaz de encontrar su clítoris.
Me acerqué para ayudarle, pero al acercarme, me paró en seco.
-Hemos dicho sin tocar. -Protestó.
-Pues Ma, ya me dirás cómo te explico dónde te tienes que tocar... volvió a dudar unos segundos.
-Está bien, a ver. -Dijo ella.
Me acerqué por detrás, empecé a besar su cuello de nuevo, y pude ver como su bello se erizaba, se estaba poniendo cachonda.
Entonces llegó el momento que tanto espera desde hace una semana, toque todo su coño, toqué sus labios, y pude comprobar como mi madre tenía razón, eso estaba seco. Sin dejar de besar su cuello, encontré su clítoris a la primera, se lo toqué, le enseñé como tenía que hacerlo, círculos, subirlo, bajarlo, pero con mucha suavidad. Me volví a separar y ella empezó a tocarse como le había enseñado. “Espera no pares, sigue con los ...