1. La última casada decente


    Fecha: 14/03/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Nieves tenía 43 años, era alta y atractiva, su cabello que llevaba en una media melena era de color castaño. Tenía buenas tetas, buenas piernas caderas anchas, cintura normal y culo redondo. Era una mujer casada y levantaba pasiones, además de por sus encantos por ser la decencia personificada.
    
    En la oficina era la intocable. Su seriedad estaba a la altura de su belleza, pero siempre hay un sobrado, un echado para adelante que le gusta poner los huevos en el nido de otro, y que cuanto mayor era el reto más lo disfrutaba, y Nieves era un gran reto. Este don Juan se llamaba Fidel, estaba casado y tenía todo lo que una mujer busca en un hombre en la cama, era alto, moreno, fuerte, guapo y con fama de mujeriego. Fidel sabía cómo abordar a una mujer que es intocable. Con Nieves usó todas sus triquiñuelas, el roce de las manos al coger una carpeta, la mirada penetrante que la desnudaba, el choque accidental para que sus manos se posaran en sus tetas..., uso todo su repertorio. El ataque final fue en un restaurante a la hora de comer. Nieves estaba sentada a una mesa esperando a que le sirviesen la comida cuando llegó Fidel a su lado y le preguntó:
    
    -¿Puedo sentarme a tu mesa y comer contigo?
    
    Nieves con la seriedad que la caracterizaba, lo miró y le respondió:
    
    -Puedes.
    
    Se sentó y le dijo:
    
    -¿Puedo preguntarte algo?
    
    -Puedes.
    
    -¿Eres feliz en tu matrimonio?
    
    -Sí, mucho.
    
    -Entonces me voy de la oficina.
    
    -No te entiendo. ¿Qué tiene que ver mi felicidad ...
    ... con que te quedes o que te vayas?
    
    -Solo me retenías tú.
    
    -¿Y eso?
    
    -Estoy enamorado de ti.
    
    -¿Qué te pasa con tu esposa?
    
    -La voy a dejar, me metió los cuernos, merecidos, pero eso no la exime de ser una puta.
    
    Fidel mentía más que hablaba, lo que quería era marcar otra muesca en su pistola. Nieves le dijo:
    
    -Pues tienes un problema.
    
    -Uno, no, tengo dos.
    
    El camarero le trajo el pedido a Nieves. Fidel pidió lo que iba a comer. Al irse el camarero, le dijo:
    
    -¿Qué te estaba diciendo? ¡Ah, si! Tengo dos problema y muy gordos, no duermo sin antes hacerte el amor...
    
    A Nieves la cogió de improviso la confesión.
    
    -¡¿Qué?!
    
    -Bueno, no duermo sin hacerme el amor a mi mismo.
    
    Nieves le cambió el tema, no le gustaban los cauces por donde discurría a conversación.
    
    -¿Y para dónde vas a pedir el traslado?
    
    -Para Santiago de Compostela.
    
    -Tenemos oficinas más cerca de Barcelona. Galicia queda lejos.
    
    -Sí, pero quiero poner tierra de por medio. Aunque sé que te voy a seguir soñando, que te voy a seguir deseando. Eres la clase de mujer que una vez se conoce no se puede olvidar.
    
    -Si me conocieras no me hubieras dicho lo que me has dicho.
    
    -¿Te molestó saber lo que sentía por ti?
    
    -No, ya lo sabía, sabía que me deseabas, lo de estar enamorado de mí aunque lo repitas mil veces no te lo creerás ni tú.
    
    -¿Por qué no lo crees?
    
    -Porque eres un mujeriego.
    
    -Eso no lo puedo negar, pero...
    
    -Déjalo, Fidel.
    
    Siguieron hablando, pero Fidel había ...
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