1. Un piercing en la boca


    Fecha: 14/03/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lengua y, cuando me aproximo a su pubis, ya ella está casi despierta y abre levemente sus piernas para que me introduzca en ella y la termine de despertar con los espasmos de su primer orgasmo matinal. En esos momentos, su vagina tiene un sabor fuerte, un perfume acre, pero ya estoy acostumbrado a ese sabor y olor e incluso ha terminado por gustarme.
    
    Después de despertarla, voy a prepararle el desayuno y, cuando se lo toma, me tira las sobras al suelo para que desayune yo también. Lo complementa haciéndome abrir la boca acostado en el suelo del baño; allí bebo su sagrado néctar amarillo y, lo que no consigo atrapar, debo lamerlo en el mismo suelo. Tras esto, realizo ejercicios de lengua para desentumecer el músculo lingual y tenerlo siempre ejercitado y en plena forma; entonces me toca ir a su gimnasio particular, donde hago algo de cinta y aparatos que me mantienen saludable. Y ya, tras esto y una buena ducha, me conduce a la columna de madera en donde debo estar enganchado hasta que vuelve del trabajo. Allí me paso horas y debo llevar un pañal para que no le manche el bonito parqué del salón. Mi situación ha mejorado recientemente, porque ha puesto el gancho a una altura suficiente del suelo como para poder sentarme y estar relativamente cómodo; incluso me pone la radio para que la escuche y me entretenga. Adoro a mi Ama, se preocupa por mi bienestar y le agradezco infinitamente esos pequeños detalles que tiene conmigo.
    
    Cuando por fin regresa a casa (serán las ...
    ... cuatro de la tarde) estoy realmente muerto de hambre pero, sobre todo, muerto de sed y con la boca totalmente seca. Me pone un cuenco en el suelo donde alivio mi sed y me pone algún resto de la comida que suele traer de algún restaurante de la zona por donde trabaja. No lo he dicho todavía, pero mi Ama es respetada y apreciada en su trabajo, es una mujer de éxito profesional del que estoy orgulloso. Yo la admiro tremendamente; me parece una mujer verdaderamente excepcional.
    
    Aliviado y repuesto tras ese pequeño refrigerio, debo realizar nuevos ejercicios bucales y, tras ellos, me permite que tenga una breve siesta echado a sus pies, mientras ella ve la tele en el sofá; a veces ella también se queda traspuesta. Normalmente entonces, cuando se despierta, me requiere para que le haga algún servicio en su entrepierna; como ya dije, es la postura que más me gusta, pues yo estoy cómodo, de rodillas ante ella, y lo hago a mi ritmo, sin presiones, sin prisas y sin urgencias. Cuando ella me dice que pare, me levanto y arreglo la casa y realizo todas las labores del hogar. Por la noche le preparo a mi Dueña una cena ligera y, si sobra algo, me lo tira al suelo para que yo también cene; si por el contrario le gusta mucho la comida que le he preparado, entonces me quedo sin cenar. Después, me dirijo a la cocina, termino de arreglarla y, tras un poco de televisión vista desde la perspectiva de la alfombra, la sigo gateando mientras observo sus hermosos tobillos hasta el dormitorio. Ella se ...