¿Qué pensarías o que sentirías si al llegar a tu casa, encuentras a tu pareja recibiendo semen de otro y en tu cama?
En mi caso particular a mí me gusta ver a mi esposa con otros, pero con Carlos fue diferente.
Eli: ¡Hola! Como estas? ¿Qué haces?
Yo: En el trabajo, ¿y tú?
Eli: En casa, tengo un regalito para ti ¿por qué no vienes?
Yo: Trataré de acabar pronto y te caigo en una hora.
Puntualmente llegue a su casa, estaba a punto de tocar pero note que había un letrero para mi ¡Sube! Obedecí el escrito y subí a su habitación. Al entrar ¡Dios mío!, estaba ella en lencería negra, acostada en su cama y con una cara picara.
Yo: ¿Oye, no es peligroso?, él puede llegar en cualquier momento!
Eli: ¡No te preocupes, el llegara tarde, ven aquí amor!
Me quité mi camisa y me lancé sobre ella, comencé a besarla pasionalmente y acariciarle su delicioso cuerpo. Ella hacía lo mismo su boca mordía mi cuello y su mano acariciaba mi pene, el saber que en cualquier momento nos descubrirían me excitaba mucho y es que ella era muy buena calentándome, pasaba más tiempo con ella que con mi mujer.
Mis manos acariciaban sus muslos hasta llegar y apretar sus ricas y firmes nalgas, mi boca besaba su cuello y ella lanzaba suaves gemidos, poco a poco besando mi pecho bajo a mi pelvis, quitó mi pantalón y trusa y comencé a devorar mi carne que tanto le gustaba, ella besaba la cabecita y luego con su lengua recorría mi tronco ¡uf! era maravilloso sentir su lengua y como ...
... succionaba mi verga, la devoraba hasta casi ahogarse con ella. Se había vuelto una experta mamando mis 20 cm de dureza y yo con ligeros movimientos acompañaba sus chupadas.
Eli: ¡Sabes rico amor!
Yo: ¡Síguele bebe hermosa!
No quise quedarme atrás, así que la tome de su cintura y la acomodé para darle unas ricas chupadas, mi lengua recorría sus ingles y besaba sus labios vaginales, mi lengua entraba suavemente para juguetear su clítoris hasta ponerlo durito, ambos nos dábamos rico placer.
Eli: ¡Amor que rico! chúpame más.
Yo: ¡Si bebe chupas rico! continuemos!
Eli: Mejor ya métela papi, te quiero dentro de mi
La acosté de forma fetal o de cucharita, levante su pierna y comencé a penetrarla suavemente mientras nos besábamos salvajemente, ella se movía como si se estuviese convulsionando, mi mano apretaba con firmeza sus pechos y sus piernas, mis movimientos aumentaban de velocidad y ella me miraba y gemía delicioso.
Eli: ¡Así Luis! dámela así!
Yo: ¡Me vuelves loco amor! muévete que rica!
Ella me pidió que me acostara y se puso a cabalgarme, sus movimientos eran rápidos, dejaba caerse sobre mí para que le entrara toda uf! era una licuadora. Yo acariciaba sus piernas y sus tetas, las besaba y mordía fuertemente ya que sus movimientos me enloquecían mucho.
Yo: ¡Así! que rico amor!
Eli: ¡me encantas Luis! que rico pene tienes!
Yo: ¡Destrózalo amor!
Ella me comenzó a cabalgar, pero esta vez invertidamente, sus nalgas eran apretadas y arañadas por mí, ...