1. Encuentro furtivo


    Fecha: 13/03/2023, Categorías: Anal Autor: Epikuro, Fuente: CuentoRelatos

    ... tremendo culo todo para mí.
    
    -¿Qué pasa (…)? -me preguntó con una voz cansada y a la vez tierna.
    
    -Quiero ver -respondí a secas.
    
    -¿Qué quieres ver? Vuelve a meterla otra vez, te lo ordeno.
    
    Esta vez no fui complaciente. Me agaché y abrí sus nalgas para observar su hermoso y oloroso espectáculo; su vagina dilatada, rosada y llena de jugos, estaba toda para mí. Se la besé un tiempo y a ella le gusto, introducía mis dedos para mantenerla como hace un momento. Rocío movía su cola en círculos para sentir más placer. Mientras pasaba lengua; ella con sus manos abría su cola. Fue en un momento en que tomé una bocanada de aire, cuando me percaté de su agujero, que, hasta el momento, era un secreto para mí. Un hermoso anillo también rosado por dentro. Se notaba y se podía inferir que otros fueron privilegiados de sentir esa cosita. ¡Ay! Como me encantaba su culo.
    
    Comencé a pasar lengua; me encanta sentir el sabor de un ano femenino, siempre limpio, siempre seco; a veces, no importa.
    
    -Yapo... no pierdas el tiempo, te he dicho mil veces que por ahí no puedes -me decía Rocío con ofuscación, pero aun así se podía notar su tono lascivo.
    
    -Ay Rocío pero porqué no… desde el día que te conocí y vi tu tremenda colita que sueño por poder meterla ahí.
    
    -Pero si te he dicho que por ahí solo puede (...) es un pacto que hice con él. Lo siento, no puedo.
    
    -Pero si no se va a enterar nunca… como nunca se va a enterar de esto. El pololeo también es una tradición, y mira como ...
    ... estamos ahora… te estoy saboreando el ano Rocío ¿Qué tan grave puede ser? Aparte, no sabes lo rico que podríamos hacerlo.
    
    -¿Por qué siempre me sales con este temita? ¿Acaso no te conformo con lo que hacemos? ¿Acaso no te caliento lo suficiente?
    
    -No es eso… nada que ver, solo es para experimentar cosas nuevas entre nosotros… ¿Para qué te reprimes? ¿Para qué? Hemos hablado mucho acerca de las normas que nos imponemos... todas, en el fondo, son absurdas… ¿Qué es eso de que solo puedo tener sexo anal con mi pololo?… Por favor Rocío.
    
    Rocío no respondió. Aprovechando la situación, me acerque a su rostro y la besé mientras acariciaba su cabello; esos hermosos chochos siempre humedecidos… humedecidos como su vagina. Ella puso una cara tierna mientras me regalaba otra sonrisa. Ahora, era consentida a mis caricias.
    
    Aunque nuestra relación se basada en sexo casual y sin ningún tipo de compromiso, nos dábamos el tiempo suficiente como para ser regalones el uno con el otro. En el fondo, los dos éramos espíritus sensibles, los dos escondíamos nuestra ternura con falsa frialdad sin saber el porqué. En ese sentido, con Rocío éramos iguales, por eso nos encontramos y coincidimos. Casi en todo, casi.
    
    En ese momento pensaba que la había convencido, mis lecturas acerca de la futilidad de nuestras convenciones morales parece que habían servido para algo. Entre besos y caricias, Rocío había notado que mi erección se apagaba y comenzó a masturbarme lentamente, mientras me decía palabras ...
«1234...»