1. Bastón blanco


    Fecha: 12/03/2023, Categorías: Anal Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentada para penetrarse el orto y comerse mi verga hasta el fondo. Suspiró hondo y se detuvo. Luego fue subiendo lentamente hasta dejar solo el glande adentro y volver a bajar. Lo hizo una y otra vez, meneado la cola para frotarse bien adentro. La mano derecha fue adelante y supe que se masturbaba. En poco minutos más fue un verdadero torbellino, subiendo y bajando para cogerse el culo. Después se sentó en mis pendejos, se movió hacia atrás y adelante mientras su mano se movía frenética ahí adelante. Ella misma se provocó un muy intenso orgasmo que la aflojó toda. Nos tiramos de costado y quedé con mi pija adentro aún dura. No necesité moverme mucho más para derramarle toda la leche allá adentro, disfrutando de ese culo palpitante.
    
    Acaso porque el esfínter me oprimía el tronco de la verga, lo cierto es que perdí poca dureza. Así que aproveché para seguir lentamente el vaivén anal. Ya no tan urgido por haber acabado y aprovechando la lubricación de mi propia leche, la seguí cogiendo. Iba y venía despacio y sin apuro, haciéndole sentir cada centímetro de pija que escurría en su interior. La sentía y me lo demostraba con gemidos y meneos de cintura para invitarme a más… para pedir más. No estaba incómodo con la posición de costado, pero quise ...
    ... tenerla más dominada y sumisa para penetrarla mejor. Así que la invité a incorporarse para adoptar la pose “perrito”. Fue increíble, pero lo logramos sin que tuviera yo que salir de ella. La sujeté con firmeza por las caderas y fui con mi verga hasta el fondo de su ser. Una y otra vez, entrando y saliendo.
    
    -Ay, si… así, así… cógeme fuerte!!!
    
    Eso pidió y eso tuvo. Me excitaba cada vez más, viendo mi verga entrar y salir, abriéndole el ojete ya acostumbrado a las penetraciones, pero enfundando y acariciando el falo que lo invadía. Eloísa arqueaba su cuerpo para hacer más efectivas mis embestidas. Mi mano bajó hasta su entrepierna para acariciar, para excitarle la concha. Tanta masturbación y tanta cogida anal volvieron a ponerla de cara al éxtasis. El nuevo orgasmo fue como un rayo que la sacudió entera. Soltó todas sus energías y se derrumbó en la cama, bajo el peso de mi cuerpo. Sus nalgas se cerraron para dejarme la verga aprisionada y henchida. El ojete apretado me exprimió y luego de escasos movimientos acabé nuevamente en su interior. Después reinó la quietud y nos quedamos dormidos. Ya era sábado. Despertamos, desayunamos y volvimos a coger.
    
    -Te prometo que el domingo me iré temprano para que descanses, le dije y nos echamos a reír! 
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