1. Ana y su pago del alquiler


    Fecha: 12/03/2023, Categorías: Hetero Autor: salieri, Fuente: CuentoRelatos

    ... naturales. Tal vez una 90 copa b o c. Luís no sabría decirlo pero eran más grandes de lo que se había imaginado. Acompasó su mirada al bamboleo de las tetas dejándose hipnotizar por los pezoncitos marrones. Salió de ensueño para pedirle un par de posturas que quería ver y para ordenar, otra vez con voz firme, que se quitara los shorts. Los pantaloncitos cayeron y esta vez Ana se lo tiró. Luís los recogió y los dejó a un lado mientras sus ojos hacían el viaje de ida y vuelta desde las tetas de Ana hasta el pubis que aún permanecía cubierto por un tanga blanco de encaje.
    
    Luís bajó sus pantalones y Ana observó cómo aparecía el pena erecto de Luís. No eran gran cosa, normal. Al igual que Luís. Ana sabía que el aspecto físico no tenía que ver con el tamaño del miembro de un hombre, pero en este caso, estaba en consonancia. Dejó escapar una sonrisa burlaba y Luís pareció darse cuenta:
    
    - ¿de qué te ríes? ¡Puta!
    
    Ana quedó un poco en shock. ¿Volvía el Luís más posesivo? No quiso darle más vueltas y quería acabar cuanto antes. Comenzó a quitarse las zapatillas cuando Luís le ordenó que se detuviese. Ella paró pero le pidió una explicación:
    
    - No te las quites. Te dan un aspecto de zorra barata.
    
    Comenzaba a salir la versión asquerosa que Ana sabía que debía existir. Un ser interior que hasta el momento se había contentado con miradas lascivas, algún comentario fuera de todo y la petición de las fotos, pero que cada segundo que pasaba afloraba más y más.
    
    - Quítate el ...
    ... tanga y lánzalo.
    
    Ana obedeció y lanzó sus últimos centímetros de ropa a Luís. Luís los miró, lo estrechó en su mano y lo guardó en el bolsillo del pantalón. Se podía ver entre los pantalones arrugado como sobresalía una parte del encaje de color blanco. Luís se preguntaba si los rizos rubios de Ana eran reales o se debían a un tinte. Eran reales o también se había tintado el depilado brasileño que llevaba. Los ojos de Luís ya no viajaban de arriba para abajo por el cuerpo de Ana. Estaban fijos en un mismo punto. En su coño. En ese magnífico pliego de carne femenina con el cual había fantaseado por meses. La escena tenía un aire de patetismo. Un gordo calvo de cincuenta años encargado de llevar las rentas de los pisos de sus padres sentado en un sillón con las dos manos ocupadas mientras, justo enfrente, una jovencita de veinticinco años se contorsionaba con tan solos unas zapatillas deportivas puestas esperando que el gordo aguantara un mes antes de echarla de casa o que ella se fuera sin pagar la deuda que tenía.
    
    - Acércate un poco más, quiero verte en primer plano
    
    Se acercó hasta estar a tan solo un metro. Podía notar la excitación de Luís. Dejó el móvil en el sofá y con esa misma mano buscó el culo de Ana. Ella intentó apartar la mano, pero la fuerza de Luís no le dio ninguna opción. Notó cómo sus dedos se clavaban en su nalga izquierda para continuar con dos sonoras cachetadas. Esa misma mano buscaba ahora la parte delantera pero Ana no estaba dispuesta a dejar que ...
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