1. De ratones


    Fecha: 08/03/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... piso superior. Y la vi: Yui estaba asomada; vestía una bata de terciopelo verde, y fumaba. Me saludó con una mano. Le devolví el saludo. Nada más.
    
    Pasaron los días. Mi intranquilidad iba creciendo. Follaba con Rosa, pero yo quería hacerlo con Yui. A veces, mientras hacía el último esfuerzo para correrme en el coño de mi mujer, cerraba los ojos, e imaginaba como sería el cuerpo de Yui debajo de mí, me imaginaba sus grandes senos botando, su melena cubriendo la almohada...; y eyaculaba.
    
    "Yui, Yui"...
    
    Al cabo, ocurrió.
    
    Fue un fin de semana, un sábado por la mañana. Yo estaba sólo en casa: Rosa y los niños habían salido de compras al centro de la ciudad. Sonó el timbre: "Ding dong". Me levanté del sofá y fui a abrir. Abrí y allí estaba, frente a mí, Yui. "Hola Rafa", ("¡Sabía mi nombre!"), "perdona si te molesto, pero necesito que vengas a mi casa". Dije que sí.
    
    La seguí durante el camino a su casa. Yui llevaba puesto un vestido largo tipo túnica de color negro, calzaba sandalias con plataforma; yo me preguntaba si no sentiría ella frío. Por supuesto que, aunque rezagado respecto a Yui, pues ésta caminaba veloz, le fui preguntando que de qué se trataba la cosa, cuál era el motivo para que hubiese venido a buscarme, para que yo fuese a su casa, y, de paso, por qué esas prisas. Entonces ella se detuvo, se giró y dijo: "Ratones", y reanudó su marcha. Caminar detrás de Yuri me producía un inmenso placer, ya que podía hacerme una idea de la carnosidad de su culo, de la ...
    ... robustez de sus piernas. Llegamos al umbral de su casa y ella, cortesmente, me cedió el paso. Cerró la puerta tras de sí. "Ratones, dices, ¿dónde?", pregunté; "Ahí", señaló una puerta cerrada. Estábamos en el salón principal de la casa, ya que no había vestíbulo, y en éste había un mullido chaise longue. "¿Puedo sentarme, quiero decir, antes de emprender la cacería?, tengo un par de cuestiones que explicarte, Yui, si no te importa", dije; "Bueno, empieza", dijo ella y se sentó; "¿Cómo sabes mi nombre?", pregunté; ella rio: "¡Qué tonto eres!, ¿acaso no sabes qué Rosa y yo nos hemos hecho amigas, acaso no sabes que a las mujeres nos gusta hablar de todo?"; "¿De todo?", pregunté inseguro; "De todo, segunda cuestión", abrevió ella; "Pasemos a los ratones", atajé mientras me levantaba.
    
    Abrimos ambos la puerta que antes había señalado Yui, y la volvimos a cerrar tras de nosotros: de esa habitación no podía salir ningún bicho vivo. Íbamos en silencio. Yo me quité un zapato con el fin de descalabrar al primer ratón que pasara cerca de mí. No encendimos ninguna luz, íbamos en penumbra. La habitación era un trastero. Yui se agachó para mirar debajo de un viejo ropero, apoyó las dos manos en el suelo, inclinó el torso y elevó el culo. "Yui", dije despacio; "Qué", respondió ella; "Nada"; "Exacto, nada, sigamos buscando", dijo. Nos aproximamos a unas cajas que contenían libros; no estaban cerradas. Yui se asomó al interior y comentó despectivamente: "Basura". Al volverse, tropezó con ...