1. Toda pareja precisa a un tercero: Roberto, Ángela y yo


    Fecha: 06/03/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: vaganauta, Fuente: CuentoRelatos

    Me mudé a esta zona de América Central hace un poco más de dos años.
    
    Realmente siempre el Caribe me atrajo en vacaciones, pero nunca pensé en terminar viviendo aquí.
    
    En este hotel, en mi trabajo, estoy realmente cómodo.
    
    Mi capacidad o mejor dicho, mi picardía típica argentina me llevó a ser valorado dentro del plantel de empleados.
    
    Sucede que mientras otros son más estáticos, yo siempre estoy a la búsqueda de mejorar.
    
    Es algo que lamentablemente en mi país no siempre se mira con buenos ojos o ni siquiera se toma en cuenta a la hora de valorar a los empleados.
    
    Al margen de este comentario y situándonos nuevamente en nuestra historia, mi tarea fundamental es chequear que las habitaciones queden en perfectas condiciones al momento de ser abordadas por algún nuevo huésped en el complejo.
    
    Que ya las hayan desodorizado, limpiado a la perfección y que según el huésped a ocuparla, tener en cuenta sus gustos preferenciales y si está a mi alcance, complacerlos.
    
    Me sucedió la semana pasada con la pareja inglesa, a la cual el whisky de habitación les encantó, entonces conseguí un par de botellas extra para su deleite.
    
    Clinck caja! Su propina fue abultada el día que se despidieron de mí.
    
    O los españoles que morían por la carne argentina, como decían ellos.
    
    Y por supuesto acá volvió a aparecer el héroe que hay dentro de mí, y una noche les preparé un “verdadero asado” exclusivo para ellos.
    
    La mercadería la pone el hotel a disposición de los huésped; el ...
    ... ingenio lo pongo yo a disposición de los huésped… la propina de cifra generosa, obvio la pone el pasajero.
    
    Chocolates extra, alguna botellita de bebida, algún espectáculo gratis con ubicación preferencial. Alguna de las tantas cosas que les proveo a los que llegan por unas vacaciones placenteras.
    
    Peor lo que les voy a contar es algo que no imaginaba vivir, y sin embargo tuve que también conseguir algún favor extra para esa pareja argentina que llegó al hotel en busca del “placer y el calor caribeño”.
    
    Toqué a la puerta dos veces; me pareció que no había nadie.
    
    Después de una espera prudencial, decidí entrar.
    
    Era mi tarea (como antes expliqué), la de controlar que todo haya quedado en condiciones.
    
    La habitación estaba íntegramente arreglada.
    
    Los chocolates de las almohadas esperaban a los huéspedes.
    
    Observé la sala de estar y se encontraba en perfectas condiciones, con la frutera en medio de la mesa y las bebidas correctamente acomodadas en el bar. De igual que el baño, con todos sus amenities y un poco más.
    
    Las mucamas ya habían pasado y limpiaron como de costumbre.
    
    No había más que hacer en el lugar, con lo cual ya me retiraba.
    
    Al intentar salir, justo me encuentro en la puerta con los huéspedes de la habitación.
    
    -Hola, bienvenidos al Grand Hotel Paradise
    
    (Los saludé dando la bienvenida como era mi costumbre)
    
    -Hola buenas tardes.
    
    Soy el Señor Roberto Eruguen Ronsevalles y ella es Ángela, mi esposa.
    
    El señor Ronsevalles era un ...
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