1. Sandra y Mivek


    Fecha: 03/03/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola, me llamo Sandra, tengo 28 años y estoy casada. Mi matrimonio es una dulzura, pues mi marido está constantemente adulándome y llenándome de atenciones. Realmente sé que no soy una belleza (mido 1´65, media melena castaña y una talla 90 de sujetador), pero sí sé que tengo cierto atractivo para los hombres. De hecho, antes de casarme me lo pasé muy bien. follaba con el primero que me gustara.
    
    Como os decía mi marido es un sol. Pero tiene un problema de eyaculación precoz, por eso desde hace poco tiempo empezó a insinuarme hacer un intercambio de parejas porque yo me quedaba a medias.
    
    A mí todo eso nunca me ha gustado, pero como a él la situación le ponía a cien con sólo imaginársela, yo le dejaba hacer, porque al final yo recibía mi premio: una polla dura que descargaba en mi coño un buen chorreón de leche, aunque yo me quedaba a medias luego me hacia una paja y ya está.
    
    Después de muchas folladas en las que salía a relucir el mismo tema, la situación de hacerlo con otro hombre me empezó a despertar la curiosidad, pero no quería ni pensar en que mi marido lo hiciese con otra mujer (siempre he sido muy celosa).Entonces empecé a ser yo quien sacaba el tema antes de follar con mi marido, porque era yo la que me ponía a cien al pensar en que otro tío me follara, y aunque la polla que tenía dentro era la de mi marido, siempre acababa pensando en que me follara un negro. Me explico: yo trabajo en una oficina de paquetería y envió de dinero, desde hacía unos meses ...
    ... frecuentaban unos negros imponentes. Estaban trabajando en unas obras cercanas en la carretera y enviaban parte de su sueldo a sus familias del Congo mediante giros.
    
    Especialmente había uno que me impresionó por su abultado paquete; siempre tenía “hinchada” esa zona, por lo que me imaginé que albergaba una polla importante. Esa polla era la que yo siempre imaginaba cuando me penetraba mi marido, o me estaba pajeando.
    
    La cosa empezó a preocuparme cuando me di cuenta de que no era capaz de quitarme la idea de meterme esa polla. Mivek (que así se llamaba el negrazo de 1´85 cms.) creo que empezó a darse cuenta de que mis ojos se iban hacia su paquete nada más cruzar la puerta, aunque yo trataba de dirigir la vista hacia otro lado.
    
    Empecé a sopesar la idea de ser follada da por Mivek. Era una locura pero, realmente mi marido no era un problema. Incluso me empezó a decir que le gustaría que le pusiera los cuernos algún día y verme follada por otro hombre. Aquello fue lo que me decidió.
    
    Un día, cuando era la hora de cerrar me dirigí a la puerta de la calle para echar la llave. Tenía que quedarme todavía un rato para acabar con trabajo atrasado. Mis compañeros de oficina en ese momento se estaban despidiendo de mí y saliendo por la puerta auxiliar (por donde entraban las sacas). Mientras dirigía la mirada hacia ellos para despedirme hasta el día siguiente Mivek abrió la puerta, de tal manera que al dirigir la mano hacia el picaporte para cerrar, lo que conseguí fue echarle mano ...
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