1. Paula y su amante Nayeli


    Fecha: 01/03/2023, Categorías: Lesbianas Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Paula, soy una mujer casada, tengo 36 años, no me considero una persona muy atractiva, pero tengo lo mío, además que me gusta arreglarme bien y ser coqueta.
    
    Nunca pensé en engañar a mi esposo con otro hombre, mucho menos con una mujer, aunque en algún momento tuve curiosidad e incluso tuve una novia, pero de ahí no pasó.
    
    Nayeli, mi actual amante, llegó a mi vida cuando no la esperaba, yo ya estaba establecida con mi esposo, las ideas de estar con una mujer se habían alejado hacía ya tiempo de mi mente, más de pronto ella se cruzó en mi camino, fue verla y sentirme atraída por ella.
    
    Compañera de trabajo durante 1 mes, cruzábamos miradas a cada instante, eran miradas que decían algo más... había algo oculto.
    
    Ella joven y vigorosa, con un ángel enorme, una sonrisa divina y un cuerpo que a más de uno hipnotizaba.
    
    N: ¡Hola Pau, que linda te ves!
    
    P: ¡Gracias hermosa, tu igual!
    
    Casi a diario esa era nuestra charla, sentía un poco de coquetería cada vez que nos veíamos, pero no quise hacerle caso de mas, así que continúe con mi día a día.
    
    En una ocasión tuvimos que salir fuera juntas, por camión, a pesar de ir solas en todo el camión nos sentamos una junto a la otra, llevábamos como 15 minutos de camino, cuando ella estiró sus brazos y los pegó a mis tetas, yo sentí correr electricidad por mi cuerpo, me miró, ¡se sonrió y fue cuando yo supe que ella me deseaba tanto como yo!
    
    N: ¡Perdón! ¡Jajá!
    
    P: ¡No pasa nada, uhm!
    
    Más tarde después de ...
    ... ir platicando ella recargó su cabeza en mi hombro, yo comencé a acariciar su pelo, siempre rozando sus tetas con mi brazo, podía sentir su pezón erecto, su respiración caliente, entonces zafé mi brazo para rodearla con él, y ella se pegó a mi pecho, puso su mano entre mis tetas y su cara y comenzó a jugar con ellas, el chofer nos veía por su espejo retrovisor, a mí no me importaba, yo quería sentirla.
    
    Pero de ahí no pasamos, creo que ambas no estábamos listas para más, yo me sentía mal, sentía que traicionaba mi marido, peor ella tenía algo que me llamaba, algo que me hacía desearla y no era el físico, algo que por alguna razón u otra me hacía pensar en ella.
    
    Ese viaje fue solo eso, mas al volver, como a las dos semanas salimos juntas a comer, después la invité a casa a tomar unas cervezas, mi esposo andaba fuera de pesca con sus amigos.
    
    Nos fuimos a casa y ahí estuvimos platicando, bebiendo, nos sentamos en diferente sillón, al final terminé sentándome junto a ella, demasiado cerca, entonces, ella me quiso enseñar unos aretes nuevos que había comprado, me acerqué todo lo que pude a ella, y la besé en el cuello, ella se hizo para atrás, como muestra de rechazo, pero yo me acerqué de nuevo, esta vez a sus labios, puse mis labios en sus labios, comencé a besarlos, suave, tiernamente, hasta sentir que ella cedía.
    
    N: ¿Qué pasa?
    
    P: ¡Que ricos labios!
    
    N: ¡Pero eres casada!
    
    P: ¡No importa mi deseo por ti es más grande!
    
    Comencé a meter mi lengua y ella soltó la ...
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