1. Café, libros y teatro


    Fecha: 25/02/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sentó apoyándose sobre sus rodillas.
    
    -Casi! Tu puedes Mel. Vamos!
    
    -Mmm… -avanzó hacia mi sobre el sillón- déjame ver si puedo encontrar algo a través de tu mirada. Que se pinta mucho ahí dentro.
    
    Empecé a respirar un poco más rápido.
    
    -¿Diseñadora de modas?
    
    -No estás viendo cómo estoy vestida? -en cuanto dije esto nos quedamos en silencio y al segundo soltamos la carcajada. Avanzó otro poco hasta volver a quedar frente a frente.
    
    -Ya sé que eres. – Me dijo susurrando.
    
    -¿Qué soy? -le respondí de la misma forma.
    
    -Eres… una… Mujer! – y estalló en risas.
    
    -¡No me digas! Coño, y yo pensando que he sido hombre todo este tiempo. – Me levanté dando la respuesta y riendo cuando sentí que me sujetó la mano y me jaló hacia ella, haciendo que cayera a un lado de donde estaba y sin esperar mucho se puso sobre mi.
    
    -Una mujer muy guapa- me susurró en el oído izquierdo- y culta -en el oído derecho- y simpática.
    
    Al terminar de pronunciar esto nuestros labios se tocaron.
    
    La verdad es que, llevaba deseando largo rato saber cómo se sentían sus labios, así que no puse resistencia.
    
    Mis labios apresaron su labio inferior, dándole un ligero mordisco. Melissa soltó un pequeño gemido, seguido de sus manos poniéndose sobre mi cadera. Nuestros cuerpos se juntaron cada vez más hasta que comenzamos a movernos al mismo tiempo, vientre con vientre y con las piernas entrelazadas.
    
    Su lengua acariciaba la mía. Sus manos parecían querer aprenderse la ruta del mapa para ...
    ... llegar a la isla desierta. Con movimientos suaves quitó mi blusa y se quitó la suya sentada sobre mi. Al abrir sus ojos y verme en bra, pareció que aumentó su brillo.
    
    -Tus pecas... Eres una constelación de estrellas. He llegado al universo.
    
    Y empezó a besar cada centímetro de mi pecho, con lo que yo entraba en éxtasis cada vez más.
    
    Le quité el bra y ella quitó el mío, y aproveché para voltear lugares y ahora era yo quien estaba arriba.
    
    La luz de la sala era muy tenue. Su piel tenía tonos dorados por el contraste. Si no había conocido la perfección… Ahora si que la estaba viendo. Comencé a besar su pecho mientras mis manos se entrelazaban con las suyas. Mi boca comenzó a bajar hasta llegar a sus pezones, intercalando, un rato en uno, otro rato en el otro, quería estimular cada parte de su cuerpo con mi lengua y parecía estarlo logrando. Solté sus manos y las bajé recorriendo su cuerpo hasta llegar a sus bragas y deslizarlas al piso. Le besé el abdomen mientras mis manos recorrían sus piernas y su respiración se agitaba cada vez más hasta que llegó a su máximo y me dijo con voz entrecortada “Cómeme”
    
    Para mantenerla en ese éxtasis, subí hasta sus labios, la besé tiernamente y le susurré al oído “¿Qué dijiste?” a lo que ella respondió “Cógeme Ari… Me tienes a reventar… Cógeme”
    
    Sin decir nada, la volví a besar y, sin que lo esperara, pasé dos dedos por su coño húmedo haciendo que se le escaparan un par de gemidos.
    
    Pasé mis dedos un par de veces, vi su cara de ...