1. Café, libros y teatro


    Fecha: 25/02/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... gustaría acompañarme a una obra de teatro? Actúa un amigo mío, que me acaba de llamar para recordarme porque no me ha visto fuera del teatro. No queda lejos, está a unas tres cuadras de aquí.
    
    - ¿De verdad?
    
    -Claro, de lo contrario no te estaría diciendo.
    
    -Pues sí, ¿Verdad?
    
    -Pues sí. Anda venga, pedimos la cuenta.
    
    Pagamos y salimos. Comenzamos a caminar, estaba atardeciendo. Las calles estaban un tanto vacías, se escuchaban los ecos mezclados de nuestros pasos y risas rebotar en los muros de las casas.
    
    Llegamos pronto, ella saludó a un par de conocidos y me presentó. Pasamos al foro y la función comenzó. Las butacas eran pequeñas lo cual hacia que quedáramos bastante juntas, y, apenas apagaron las luces ella hizo un movimiento para ponerse cómoda y sin querer (o tal vez queriendo, vaya uno a saber) su mano rozó la mía. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda entera.
    
    Al salir de la función nos quedamos en silencio, parecía que ninguna de las dos quería que la noche se terminara. A final de cuentas, no era una situación que se diera todos los días, al menos no para mí.
    
    -Escucha, no vivo lejos de aquí. Podemos pasar por unas cervezas, si quieres y comentamos la obra.
    
    -Bueno, es que yo no vivo realmente tan lejos y se está haciendo tarde.
    
    -Anda, no hemos planeado nada de lo que ha ocurrido y ha salido muy bien, ¿A que sí?
    
    -Si, tienes razón, la verdad es que ha sido un día extraordinario.
    
    Dio un paso hacia mí.
    
    -Y si… -dio otro paso más hacia ...
    ... mi- ¿vemos que más puede suceder?
    
    Esto último me lo dijo estando casi frente a frente con sólo un centímetro de distancia, en una calle silenciosa, con las luces del alumbrado bañándonos en un color naranja melancólico, y mientras estuvimos en la obra había llovido así que las calles brillaban. ¿Qué podía decir yo? Estaba loca si decía que no. Nunca se me había dado el ligar, y ahí estaba ella, con sus ojos llenos de brillo y una sonrisa a la que no le podía decir que no.
    
    -Anda, está bien. Vamos.
    
    Pasamos a una tienda por la cerveza y llegamos hasta su casa. Era pequeña, lo justo para una persona. Pusimos las latas sobre la mesa de centro y nos sentamos en el sillón, ella en un extremo y yo en el otro, acomodadas de lado para poder mirarnos de frente. Estuvimos platicando sobre la obra y libros que tenía por todo el lugar.
    
    -Así que, ¿Artista?
    
    -¡Uy! ¿Cómo adivinaste? Si no es que tenga los pinceles y las paletas a la vista. -dijo burlándose ya que en gran parte de la sala tenia pinturas y lienzos.
    
    -Ya, no te burles, a ver, adivina tu a que me dedico yo.
    
    -Eso es trampa, no estoy viendo tu sala.
    
    -Mmm… Es cierto. Tienes razón. Ok, te voy a dar piestas.
    
    -Vale, venga. Dimelas. -me dijo con la mirada atenta y sonriendo.
    
    -Pues, a ver, tiene que ver un poco con lo que hay aquí, lápices, colores, creatividad. Sólo que lo mío va a escala más grande.
    
    -Diseñadora! -y al decir la respuesta dio un saltó creyendo haber adivinado y al ver mi mirada de erróneo se ...