1. Ella y él


    Fecha: 22/02/2023, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Ella, llevaba meses sin ver a su novio, al que quería con locura. Él, no dejaba que su amor decayese. Cada noche la llamaba.
    
    Aquella noche, Ella, estaba en cama, con la luz de la lámpara de la mesita encendida, Él, por teléfono, con voz viril le recitaba:
    
    ... Me gustaría ser suspiro de tus suspiros.
    
    Me gustaría ser brisa en tus prados.
    
    Me gustaría ser susurro de tus susurros
    
    y darte un millón de besos apasionados.
    
    Me gustaría ser tu arco iris de amor.
    
    Me gustaría ser tu aurora al anochecer.
    
    Me gustaría ser miel en tu boca.
    
    Me gustaría ser fuego y hacerte arder.
    
    Me gustaría ser el aire que respiras.
    
    Me gustaría ser aliento de tu aliento.
    
    Me gustaría, al entregarte mi querer,
    
    hacer de ti poesía escrita en el viento.
    
    Al acabar, Ella, que estaba sobre la cama en pijama, le dijo:
    
    -Pensarás que soy una loca, pero la dulzura de tus palabras despiertan deseo en mí. Hagamos el amor, cariño.
    
    Al otro lado. Él, que también estaba sobre la cama con el torso a descubierto, no sabría como hacerle el amor a su chica, como hacer que sintiera placer estando tan lejos de poder acariciar si quiera su cuerpo.
    
    -¿Cómo?
    
    -Por whatsapp. Por notas de voz. Oír tu voz me da placer, tanto como si me tocaras.
    
    A Ella le sonó el tono del whatsapp. Lo cogió y volvió a oír la voz de su novio.
    
    -¿Dónde estás y qué llevas puesto, cielo?
    
    -En cama. Llevo puesto un pijama y por debajo solo unas bragas negras, casi tan pequeñitas como un tanga. ¿Y ...
    ... tú?
    
    Él, se quitó los calzoncillos, y comenzó a acariciar la polla que aún estaba en reposo.
    
    -También estoy en cama y no llevo nada encima. Quítate el pijama.
    
    -Ya lo quité. Estoy en bragas. ¿Qué me harías, vida?
    
    -Te besaría el cuello y bajaría besando tu espalda hasta llegar a esa parte donde la columna pierde su casto nombre. Levantaría tu pompis y lamería desde tu coñito hasta el anito, muchas, muchas veces. ¿Te gustaría que lo hiciera, princesa?
    
    Ella, también empezara a tocarse.
    
    -Si hazlo, hazlo. Me estoy empezando a mojar.
    
    -¡Cómo me gustaría verte, nena!
    
    Ella, tardó un ratito en contestarle. La respuesta fue una foto en la que la vio a boca arriba con las tetas al aire, unas tetas preciosas, que tan bien conocía y que tantas veces había disfrutado.
    
    -¡Cada día estás más hermosa, mi vida!
    
    -¿Qué más me harías si estuviese aquí conmigo?
    
    -Comerte a besos desde tu boquita de fresas a tus pies, guapa.
    
    -¿Y me harías mucho sexo oral, bollito?
    
    -Hasta que me dijeses basta, gatita.
    
    -Nunca te diría eso. Querría correrme en tu boca. Estoy cachonda, cachonda, cachonda. Mis dedos ya nadan en mis jugos.
    
    -¡Ojalá pudiese ver tu coñito!
    
    Ella, volvió a tardar un ratito en contestar. Apareció otra foto. Es vez vio en ella un lindo coñito totalmente depilado.
    
    -¿Te gusta, alma mía?
    
    -¿Qué si me gusta? La comería hasta ponerme ciego, y después te la metería y te haría el amor del modo que más te gustase, terroncito de azúcar.
    
    -Duro, quiero que me ...
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