1. Conociendo a la Maestra de mi Hijo


    Fecha: 12/02/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    En alguna época de mi vida, comencé a fantasear con otras mujeres, sin importar que fueran de mi edad, o a veces mucho más grandes a mí, tampoco me importaba el parentesco; mientras más femeninas eran, más me excitaban. Casi sin darme cuenta, comencé a consumir pornografía lésbica, pero me confundía cada vez que veía a un muchacho lindo y fornido; mi madre engañaba a mi padre con la vecina, y de esta forma justifique mis deseos por mucho tiempo; mi carrera y el matrimonio me hicieron madurar, y la madurez me hizo experimentar con mí cuerpo. Mi nombre es María Sofía, tengo 35 años, soy psicóloga, casada y madre de dos niños. Soy de tez blanca, alta, cabello castaño, mi cuerpo es voluptuoso; tengo tetas grandes, caderas anchas, aunque poco culo; mi monte de Venus es adornado con una pequeña línea de bello púbico, y mi nalgas son tersas como las de un bebé.
    
    Todo comenzó el primer día de escuela de mi hijo, fuimos muy temprano a dejar a los dos niños. Ya conocíamos a la maestra de mi hija, pero me sentía preocupada, y ansiosa por conocer a la de mi hijo, debido a que se trataba de la primera maestra de su vida. Llegamos al establecimiento, nos despedimos de mi hija y luego fuimos al salón de mi hijo, inmediatamente apareció una maestra joven, y cariñosa, y hermosa, que instintivamente se agachó para hablar con mi hijo y animarlo, lo que me agrado mucho. Luego se colocó de pie y se presentó. Su nombre era Isabel, 26 años, bajita, delgada, cabello rubio ondulado, a la ...
    ... altura de los hombros, rostro fino, abundantes cejas, y labios gruesos, senos pequeños y culo levantado; mi esposo no tardó en, estirar la mano para saludar, pero Isabel sostuvo su mano y con la profundidad de su mirada me sonrió, a lo que correspondí con nerviosismo. La nueva maestra de mi hijo hablaba y hablaba, y yo no dejaba de contemplar la belleza de su rostro, mientras mi corazón se aceleraba como el de una quinceañera. Me sentía algo mojada, lo que me vuelve desinhibida, así qué de forma atrevida, roce su mano con la mía y la subí, recorriendo así su brazo, me acerque a ella, y le di un beso muy cerca de la comisura de sus labios, simulando un accidente, sin importar la presencia de mi esposo. Isabel clavó sus ojos en mi boca y sonrió de forma pícara, pero la voz de mi esposo , nos trajo de vuelta a la realidad, y pronto nos despedimos.
    
    Los días pasaron, y nosotras nos comunicábamos, por medio de WhatsApp exclusivamente por cosas de mi hijo. Hasta que llegó el día de la familia, una celebración en donde los niños llegan con sus padres y participan en rallys y esas cosas. Me sentía entusiasmada, pero a la vez nerviosa; me coloqué un vestido corto hasta el muslo, blanco, recto, de manga corta con rayas horizontales azules, combinado con tenis blancos, lentes de sol, un bolso grande, y cabello alisado; debajo del vestido llevaba una tanga blanca, para evitar que se marcara, y decidí no llevar sostén. Después de un tiempo de estar en la escuela y participar en ciertas ...
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