1. Acosando al becario nuevo hasta la perdición (I-II)


    Fecha: 31/01/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... día.
    
    Pero nada, el muy cabrón tenía su total atención en la pantalla de su ordenador. Y yo, ahora me tocaba con total descaro; había desplazado mi silla de ruedillas un poco hacia atrás para exponer por completo mis piernas, las cuales abría de par en par, segura de mi inadvertencia.
    
    Era excitante, nunca lo había hecho, pero exhibirme en la oficina, a un joven desconocido, me estaba poniendo a mil. Sentía como mi cuerpo me agradecía aquellas caricias explicitas dopándome con todas esas drogas naturales que adormecían mi cuerpo, aligerándolo y al mismo tiempo llenándome de euforia. El coctel perfecto para cometer estupideces.
    
    Entonces me encaminé, desfilando como en pasarela, escuchando la sinfonía de mis tacones resonando, primero sobre el suelo alfombrado desde mi oficina, pasando al otro lado del pasillo, donde se escuchaban mis tacones estridentes en la madera natural bajo mis pies, hasta llegar a la oficina de aquel chico, quien finamente me miraba con terror al acercármele.
    
    -¿Cómo vas? -Le pregunté apenas atravesando la puerta siempre abierta de su oficina. -Ya terminando. -Me soltó la mentira más grande de la tarde. Nervioso, me sonrió un poco, para enseguida apartarme la mirada y continuar con su trabajo.
    
    Le miré con pena, sonriendo hacía mis adentros por el culposo placer de mirar el exceso de trabajo ajeno, al tiempo que me recargaba sobre un pequeño escritorio a un costado del suyo, medio sentándome, pero sin dejar de apoyar los pies en el suelo, ...
    ... cruzando las piernas tanto como mi ajustada falda a la altura de las rodillas me lo permitía.
    
    Lo observaba como si mirara una serie de tv. Casi como si no estuviese ahí físicamente. Él se ponía cada vez más nervioso, quizá pensando que le estaba presionando. Yo me acomodaba los anteojos, inexpresiva. Enseguida me reincorporé, y así cómo había llegado, me fui a supervisar el trabajo en el estudio, siempre ajetreado de modelos y colaboradores externos. Dejando al pobre chico anonadado, así cual psicópata abandona la escena del crimen.
    
    MARIANO
    
    Conforme pasaban los días y me hacía al hábito de mi nuevo empleo, esas horas en la oficina se me hacían el centro de mi vida, incluso por sobre mis expectativas de estudio que habían quedado en un segundo plano.
    
    Elizabeth era tan intrigante como desconcertante, por más que lo intentaba jamás podía descubrir qué pensaba realmente de mí. A veces era la más comprensiva de las jefas, pero a veces solo me trataba como un perro, y me provocaba esas sensaciones de amor y odio al mismo tiempo.
    
    Yo sabía que tenía que medir muy bien mis pasos, y no podía dar uno en falso. A veces mi percepción era que ella solo jugaba conmigo y se abusaba de mi inocencia, pero ¿qué podía hacer al respecto? No podía abordarla en un intento de conquista, ella tenía esposo, era mayor, y era mi jefa. Era una locura, mi locura, ella podría hacer un escándalo, incluso hablar con mi padre sobre el tema, situación incómoda por demás.
    
    Yo solo me conformaba con ...
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