1. El callejón


    Fecha: 22/01/2023, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pero…
    
    He de seguir, un simple paso me cuesta todo el esfuerzo del mundo, el callejón esta lleno de grafitis intimidantes, basura tirada, olor a meados, mendigos que dormían.
    
    Mi cerebro no paraba de imaginar que alguno se despertara y supiese que estoy desnuda, que se lanzarían a por mi y abusar de mi, una violación interminable que acabaría enferma, embarazada y traumatizada, uno tras otro me violarían varias veces sin ninguna consideración, turnándose con mi inmaculada vagina mientras uno pisaba mi cuello o peor, que todos lo hicieran a la vez con todos mis orificios y me dejasen abandonada en un charco de semen que seguramente me obligarían a beber .
    
    No paraba de llorar, quería salir de ese lugar, quería correr, quería no haber tomado esa decisión en toda mi vida.
    
    Caí de rodillas llorando, quería que esto acabase, quería que me usasen de una vez, solo para acabar con esa angustia.
    
    No paraba de hiperventilar, intento levantarme, mis piernas no responden, veo a alguien caminar, viene a por mi, no quiero, no quiero, no quiero TT.
    
    -¿esta ...
    ... bien? - Me preguntó ese hombre.
    
    Levanté la mirada y casi me caigo del susto, tenia piercings y tatuajes y una cresta de mohicano.
    
    Quería hablar, pero solo balbuceaba, el hombre me miraba raro.
    
    -¿llamo una ambulancia? – preguntó el mohicano.
    
    -n-no, estoy bien – le respondí más calmada.
    
    El me ayudó a levantarme y me acompañó a la salida del callejón.
    
    Al verle mejor, veía que era muy fornido y a pesar de los piercings es guapo,.
    
    -¿duelen los tatuajes? - pregunté.
    
    -me los hice yo mismo, soy tatuador ¿te interesa un tatuaje? – me respondió.
    
    Nunca lo habría pensado, había visto amigas con tatuajes guais, otros más discretos, incluso la jodida jefa de las cheerleaders tenia un conejo tatuado en el pubis.
    
    Creo que me tocaba a mi.
    
    Cuando salimos del callejón intercambiamos los números de teléfono y me dijo donde tenia su local, me sentí tan aliviada que le di un beso en la mejilla y tras despedirme de el me fui a casa.
    
    Cuando llegue a mi habitación, me quité la gabardina y me miré en el espejo y empecé a pensar ¿Qué me tatuaría? 
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