1. Sexo en la cocina con un gran pene


    Fecha: 08/01/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: carogonza80, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando tenía unos 20 años, trabajaba junto a mis amigas en una tienda de ropa deportiva.
    
    Me gustaba mucho ese trabajo, era un lugar donde estaba con mis amigas, mi sueldo era lo suficiente bueno como para permitirme darme algunos gustos, conocía mucha gente todos los días y entre esas personas, un cliente en particular, un hombre de unos 50 años, nos ofrecía a las tres trabajo en su bar de Brasil, en Ferrugem a unos 80 km de Florianópolis.
    
    No tomábamos muy en serio la propuesta, nos divertía, pero no la creíamos cierta.
    
    En el 2001 Argentina sufrió una de sus tantas crisis económicas, y nos llegó la carta de despido a las tres. Sin advertencia.
    
    El local cerró, quebrado económicamente ya no podía seguir con sus puertas abiertas.
    
    Nos ofrecieron un dinero como indemnización, pero era escaso y la inestabilidad del país nos hizo recordar la propuesta de aquel cliente.
    
    Él tenía nuestros números telefónicos y nosotras el suyo ya que habíamos trabajado en una temporada de verano como promotoras de un negocio de su propiedad hacía ya un tiempo atrás.
    
    Realizadas las llamadas correspondientes nos encontramos los cuatro en un bar.
    
    El empresario y nosotras tres jóvenes desempleadas.
    
    La propuesta laboral seguía en pie y consistía en trabajar como encargadas del bar. La experiencia nos emocionaba muchísimo.
    
    Vivir en otro país, trabajar en algo nuevo, conocer otra realidad, otra cultura.
    
    Era una oportunidad increíble para nosotras.
    
    Estábamos felices, ...
    ... excitadas, ansiosas.
    
    Dos meses después de aceptar el nuevo trabajo, viajamos a Brasil.
    
    Era nuestra primera vez en aquel país, no hablábamos su idioma, no conocíamos nada de su cultura, solo sabíamos de los carnavales y de morochos hermosos.
    
    La gente de Ferrugem nos recibió muy bien, muy amables y divertidos, siempre con una sonrisa.
    
    El bar estaba muy venido a menos, le faltaba buena energía, clientes y ventas, además de pintura, limpieza y orden.
    
    Con nuestra llegada comenzó la renovación.
    
    Comenzamos con la música. Mientras reacondicionábamos el lugar escuchábamos rock argentino a un volumen lo suficientemente alto como para llamar la atención de los que por allí pasaban.
    
    Eso hizo que varios muchachos del lugar se acercaran a conocernos.
    
    El bar estaba ubicado sobre la playa, tenía sus puertas cerradas aun, cuando un grupo de cinco morenos hermosos cruzan la entrada al grito de ¡BELLEZAS!! Mientras dejaban sus tablas de surf en la entrada.
    
    Yo estaba en la cocina, mis amigas decoraban el salón con flores y hojas de palmeras.
    
    La presencia de esos surfistas brasileños nos sorprendió, ya que el bar aún no estaba abierto al público aunque la música a un volumen alto dijera lo contrario.
    
    Un morocho me descubrió mirándolo mientras mordía mis labios y antes de retirarse me regaló una de las flores de la decoración con un beso en mi mano, respondí con una sonrisa. Insistíamos en que el bar aún estaba cerrado al público. Que pasaran otro día.
    
    Al día ...
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