1. Concurso de disfraces


    Fecha: 03/12/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... felicitación quedó flotando en el ambiente.
    
    Mi mujer lo disimuló con una sonrisa cómplice y, a mí me convenció diciéndome, “tu disfraz fue el mejor, esta noche tienes que vestirte mejor para avanzar en el concurso”
    
    “No entiendo, dije, me arde...”
    
    No importa, ya pasará, pero te has portado muy bien y has ganado las preliminares. Yo te amo; necesitamos la plata del premio, dijo mi mujer.
    
    4.-
    
    Al llegar el atardecer, después de pasar un día hermoso, en el pueblo y sus playas, mi mujer me tomó de las caderas y me llevó en el hotel, escaleras arriba, donde teníamos la habitación.
    
    Me sentía seducido por la actitud de mi esposa ya que siempre antes el trabajo de llevarla al privado era mío; ahora era ella la me tomaba de la cintura, aunque en la intimidad ya lo había hecho cuando jugábamos al cambio de roles.
    
    En esas situaciones me sentía muy suyo y ella me decía: “eres mi marido, mi puto, quiero que goces y me hagas gozar”, a lo que yo condescendía obediente.
    
    - Tienes que ponerte muy bonita para esta noche porque Miguel será uno de los jurados, me dijo, agregando, necesitamos esa plata del premio.
    
    - Sí, acepté bajando la cabeza y sintiendo un enjambre de sensaciones punzantes en el culo que me habían abierto anoche con carne en serio y no con un aparato de ...
    ... silicona.
    
    Mi mujer se tomó el trabajo de vestirme, maquillarme y hablarme como si fuera una diosa. Cuando me miré al espejo sentí que su labor no había sido mala y, todo sea por el premio, me sentí mujer.
    
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    La fiesta fue normal, primero la cena, en el caso con mi mujer como dos amigas, luego el camerino y, por último, el estresante desfile en el escenario. Miguel, en el palco de los jurados, no me sacaba los ojos de encima y hablaba de mí con los otros jurados cada vez que desfilaba, saludaba, me mostraba en la pasarela.
    
    Me sentía mujer y atractiva.
    
    Cuando anunciaron que era la ganadora, casi se me cae el techo. Mi mujer tenía razón. El secreto estaba en dislocarse la columna para sacar y menearse al caminar, sonreír con el dolor, y aceptar con ojos inteligentes toda frase estúpida que se diga. Lo demás lo tenía puesto porque la naturaleza me había dotado de un cuerpo feminoide, gracilidad de movimiento, buen culo, buena boca, flexibilidad de conciencia.
    
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    Así como vino el premio se fue porque Miguel, además de nuestros culos, tomó la mitad por su gestión, que le correspondía y, después, de pagar el hotel, quedaron unos pocos euros.
    
    -“Después de todo, no nos fue tan mal”, dijo mi mujer al hacer la cuenta. Y me miró diciendo “ya sabemos para el futuro, eres mi socia.” 
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