1. Concurso de disfraces


    Fecha: 03/12/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Menos mal que me puedo sentar,
    
    estos tacones me están matando.
    
    – Le dije en un susurro.
    
    Ella se río abiertamente de mí y mi padecimiento.
    
    Al momento se acercó un cincuentón y me sacó a bailar. Yo decliné la cabeza haciendo mi negativa. El hombre, molesto, se fue.
    
    Miriam me miró a los ojos y me dijo. “Es la última vez que rechazas una propuesta así. Quedamos en que era una noche para ambos.”
    
    Bajé los ojos y no sé si me saltó una lágrima, pero era mi primera experiencia. La música continuaba a todo lo que da y las parejas en la pista movían sus culos al ritmo que podían. Había hombres y mujeres meneándose, cada quien más hermoso al compás de la wiscola.
    
    Un flaco, mucho más joven que el anterior, se acercó a invitarme a bailar. Antes de contestar vi los ojos de fuego de Miriam, así que, delicadamente asentí.
    
    Ignoro si el flaco era un buen o mal bailarín, pero para mí era poco menos que una tortura por los tacos, aunque su cercanía al abrazarme, entendió que me costaba moverme, me contagió su calor.
    
    Su voz grave y amorosa desglosaba decires como estás muy linda, tus pechos son esponjosos y penetrantes; tienes personalidad; una espalda tan limpia como la tuya es una fuente de placer para mis manos y otras sandeces.
    
    Su forma de bailar era especial porque metía sus piernas entre las mías friccionándome la entrepierna y haciéndome nacer el temor a que descubra que era una disfrazada.
    
    Tras un buen faje, antes que un baile, me devolvió a la mesa y, ...
    ... descarado, se sentó y pidió una botella para todos.
    
    De alguna forma comprendí que la suerte estaba echada y debía seguir en mi papel de mujer todo lo que restaba de la noche.
    
    El hombre, Miguel, era atractivo y le gustó a Miriam. La conversación fue fluida y el también sacó a bailar a Miriam. La relación amorosa se había establecido entre Miguel y Mariam (yo), pese a lo cual había nacido una plena confianza entre Mirian y él. Al fin las tres emes (Miriam, Miguel y Marian) recalamos en nuestro hotel.
    
    Al entrar, el hombre me abrazó y, como si como si yo fuera una verdadera hembra, me arrastró a la cama.
    
    Mirian (mi esposa) nos siguió como buena cortesana hasta que Miguel, con toda su borrachera y calentura encima, logró desnudarme y descubrir que era un hombre disfrazado.
    
    El momento pudo ser trágico si él no se hubiera reído a carcajadas, siguiéndonos el juego a todos, hasta que me dio vueltas y me clavó su verga impiadosa, haciéndome devoto, y me hizo eyacular por la poronga que Miriam me comía.
    
    Después, Miguel se la mandó a ella por delante y por detrás y, por último, me hizo un anilingus que me desarmó y debí soportarlo (con placer) hasta que me inundó el culo con su leche.
    
    Debo reconocer que esta segunda vez me dejó en falta, pero mi mujer, con su técnica infusa, me satisfizo gestionándome el punto g y chupándome la verga.
    
    Amaneció y, mucho después, me desperté ordenando los recuerdos y los ardores de la noche anterior hasta que abrí los ojos y las ...
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