1. No se le quita lo puta: Reencuentro con Aide


    Fecha: 30/11/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    La última vez que la vi, el encuentro no fue muy bueno, había salido a la luz que ella se dedicaba también a prostituirse y cuando me quiso cobrar, rompimos toda relación o al menos eso pensé.
    
    Nos vamos a la actualidad, han pasado casi 3 años de eso y mi vida dio un giro total, pasé de sexo con transexuales, hasta sexo familiar con permiso de mi esposa.
    
    Manejando mi auto, llegué a una cafetería para almorzar, pedí un café y unos tacos para calmar mi hambre, justo cuando terminé de comer y me dirigía a pagar escuche su voz:
    
    A: ¡Luis!! ¿Cómo te va?
    
    Giré mi cabeza hacia la derecha ye estaba ella, con el cabello corto, pero chino como siempre, una falda larga abierta de una pierna, una blusa negra entallando sus ricas tetas y un saco café, en su cara una gran sonrisa dibujada, ¡era Aidé!
    
    L: ¡Hola!!! ¡Que gusto!
    
    A: ¡Cómo estás mi niño!
    
    L: ¡Bien, guau!! ¡Te ves espectacular!
    
    A: ¡Gracias!!!
    
    Y en serio, se notaba diferente, contrario a la última vez donde casi me golpeaba y me cobró por coger con ella, se veía tranquila y con más luz y ganas.
    
    Nos abrazamos efusivamente, me besó la mejilla en repetidas ocasiones y no dudé en escanear su buen físico que a sus 50 años aún conservaba.
    
    Le pregunté como estaba de tiempo y me dijo que no había problema, que trabaja de Uber y que al igual que yo pasó a almorzar, entonces le invité un café y comenzamos a platicar y ponernos al día.
    
    La charla iba muy amena, de hecho, nos dio la hora de la comida y decidimos ...
    ... comer juntos ahí mismo, ella me hablaba de sus hijas y de su separación, de la relación sentimental que tenía con un hombre 15 años menor y lo difícil que fue, desintoxicarse de sus adicciones.
    
    Pero a pesar de su gran superación, ella seguía siendo coqueta, caliente y seductora, sus pies me daban masajes por debajo de la mesa, sus manos me acariciaban mi entrepierna y obviamente, me permitía acariciarla también, Aidé, ¡seguía siendo Aidé!
    
    La tarde llegó y entre indirecta y arrimones, tenía que regresar a casa, ya que tenía un evento familiar, justo cuando me despedía de ella, me dijo:
    
    A: Lástima que te vas, ¡me hubiese gustado revivir viejas cosas!!
    
    L: ¿Así? ¿Cómo cuáles?
    
    A: Jajá, ¡podrías averiguarlo!!
    
    L: ¡Uhm!! No sé, ¡tal vez me haga un espacio!
    
    A: ¡Sigues siendo el mismo! Me agrada, sígueme, ¡vamos a mi casa!
    
    Como oveja, seguí a mi pastorcilla, solo que más que humilde campesina era una ninfómana madura y sensual, de esa que todos quieren cogerse alguna vez.
    
    Llegamos a su departamento, ahí cerca de la UNAM, era un departamento agradable, ahí me enteré que vivía con su pareja, lo cual me excitó más.
    
    Aidé sacó unas botellas de tequila y comenzamos a tomar unos caballitos, la música de jazz de fondo le daba al ambiente un entorno más sensual, Aidé se quitó su saco y se levantó su falda pidiéndome le sobara sus pantorrillas, obviamente lo hice, con las yemas de mis dedos le daba pequeños masajes, para luego acariciárselas cautelosamente.
    
    Justo ...
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