1. Ella (I)


    Fecha: 29/11/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cabeza. Me arrodillé frente al sofá y hundí mi cabeza en su sexo. Estaba ligeramente húmeda. Imaginé que su olor era un gusto adquirido, como probar por primera vez la cerveza: esta amarga, pero algo te dice que te va a gustar a pesar de que al principio no mucho. Besé, lamí y chupé como si me fuera la vida en ello, mientras ella suspiraba y me agarraba con fuerza del pelo, empujando mi cabeza hacia su sexo. Intentaba meter la lengua todo lo profundo que podía y mis manos se apoyaban en sus piernas, abriéndolas suavemente para poder mamar mejor. El hilo del tanga me molestaba y las rodillas se quejaban de estar en el duro suelo, pero mi mente lo ignoraba como sensaciones superfluas, indignas del momento. Concentrándose solo en lo que hacía, lo que olía y lo que saboreaba. Me sentía feliz, completo, útil.
    
    En un momento dado, asomé la mirada sin dejar de comer su coño. Su expresión severa había dejado paso a otra muy distinta: disfrutaba allí sentada en su sofá y con los ojos cerrados, relajada y dueña de la situación, con su putilla dándole placer. Volví a bajar los ojos y concentrarme en mi tarea por un tiempo indeterminado hasta que más flujo comenzó a brotar y unas contracciones empezaron a palpitar su sexo. No pare en ningún momento, chupando y tragando cada gota de su flujo. Sus gemidos crecieron hasta que terminó su orgasmo y entonces me apartó la cabeza y miró mi cara llena de su humedad y mi saliva.
    
    — Hmmm… no eres un mal comecoños después de todo, mierdecilla ...
    ... —
    
    Me seguía agarrando del pelo y con uno de sus pies me sobaba la verga y el escroto. De repente me soltó una bofetada, no muy fuerte pero no por ello con menos impacto en mi cabeza. Me miraba y seguía sobándome, volviéndome loco. Me soltó otra bofetada. Sabía lo que hacía, la cabrona. Estaba a punto de llegar al orgasmo y ella lo sabía.
    
    — Ha sido un día largo y estoy cansada. Me voy a acostar así que coge tus cosas y te vas a tomar por culo, zorrita. Vas a dejar tus calzoncillos aquí y te vas a llevar puesto mi tanga. No te atrevas a quitártelo en todo el fin de semana y mucho menos a masturbarte ¿Entendido? ­—
    
    Murmure que sí, que lo había entendido.
    
    — Ahora te voy a hacer una pregunta y quiero una respuesta ¿Eres mi zorra? –
    
    ¡Ja! Como si pudiera negarme. Ella lo sabia perfectamente. Me había tratado de pena, me había golpeado, me había dejado al borde de un orgasmo y ahora me echaba. Y aun así, ahí estaba, con el rabo como el cerrojo de un penal. Considerarme su zorrilla me parecía excitante. Llevaba dos o tres horas con mi pene en continua erección y me comenzaba a molestar. Además, al dejarme al borde del orgasmo, me dolían los huevos.
    
    — Soy tu zorra, Ama —
    
    Pareció complacida con el tratamiento que la había dado. Aunque sus ojos no lo demostraron. Así que cogí mis cosas y empecé a vestirme. Murmuré un “buenas noches” a lo que ella no me respondió. Capté la directa, como si no pudiera, y me fui de su casa cerrando la puerta con cuidado.
    
    Al salir de su ...