1. La mujer del vecino


    Fecha: 26/11/2022, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la verdad me estaba empapando con esta lluvia
    
    Al llegar a casa insistí en ayudarla a subir las bolsas finalmente precediéndome por la empinada escalera que permitía acceder del garaje a la vivienda: Esa fue la primera que me fijé con detalle en su culo, que a un par de escalones delante de mis ojos y con la tela de la falda húmeda y pegándose a la piel fue como una revelación. Un poco grande, como su dueña, pero rotundo de formas y carne donde disfrutar… Para terminar de excitarme y decidirme a dar el paso de intentar seducirla – corría el riesgo de que me rechazara y no sólo se lo contase a su marido, sino aún peor, a mi mujer- al entrar en la cocina para dejar las bolsas sobre la mesa y girarse ella para encender la luz, pude advertir de forma fugaz que la blusa blanca mojada también se le había pegado al cuerpo, revelando un pecho sugerente... Nada más depositar la compra en su cocina, y antes de que dijese yo nada, vez fue ella la que me sorprendió
    
    - No te vayas, te invito a un café. Es lo menos que puedo hacer por ti
    
    De repente ella se sonrojó un poco, como si pensara que se había ofrecido de más, y añadió precipitadamente y bajando la vista
    
    - Aunque claro, no lo había pensado, estarás ocupado con el trabajo y ya te he molestado suficiente….
    
    Yo sonreí y mirándola a los ojos le repliqué
    
    - En verdad Clara que será un placer tomar el café contigo, pero con una condición
    
    - ¿Cuál? Inquirió ella, mirándome sorprendida
    
    - Que me dejes a mí preparar el ...
    ... café y vayas a darte una ducha y cambiarte de ropa mientras tanto, pues estás calada y sino acabarás cogiendo un resfriado
    
    Como si de repente fuese consciente de su estado, Merche bajó la vista a su blusa, y tras comprobar su estado se sonrojó repentinamente y me contestó
    
    - Ahora mismo vuelvo, tienes la cafetera en la estantería de encima del microondas, y el café en la nevera….
    
    Y casi que corriendo salió por el pasillo en dirección a su dormitorio. Yo entretanto puse la cafetera al fuego, cogí las tazas, el azúcar, y cuando el calentador al apagarse me indicó que la ducha había terminado me dirigí sigilosamente tras sus pasos, y una vez llegado a su puerta me asomé por la rendija de la puerta de su dormitorio, que consciente o inconscientemente no había cerrado del todo. Así pude vislumbrar reflejada en el espejo del vestidor como Clara se estaba secando con una toalla el pelo mientras otra se ceñía al cuerpo, mostrándome ahora sus piernas hasta el inicio casi de sus glúteos. Cuando dejó caer la toalla para ponerse la ropa interior tuve una fugaz visión de su coño – cuyo pelo lucía oscuro, abundante y rizado, y que tapó con unas bragas negras semitransparentes- y un poco más detallada de su vientre – con algunas rollas de grasa- y de sus tetas, que lucían espléndidas de tamaño; un poco caídas por la edad, pero cuyos pezones me parecieron más enhiestos de lo normal… y lo cierto es que antes de esconderlos bajo el sujetador Clara se los pellizcó fugazmente, lo que me ...
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